Por Recibimos y publicamos
22 Oct 2013
Manoel

El capítulo montevideano de la serie Capitales del Fútbol trajo cierta decepción a los hinchas bolsilludos. ¿Hay motivos para esto?

El 03 de septiembre se exhibió en Uruguay el documental Capitales del Fútbol - Montevideo. Pude verlo un día antes, porque ESPN lo transmitió para Brasil el día anterior – y en aquella ocasión dije a los uruguayos que deberían mirarlo sin expectativas. En el calor del momento, incluso envié algunas críticas por Twitter al periodista Diego Muñoz sin saber que él había sido uno de los productores. Fui indelicado, y si él me lee, pido perdón por esto.

Ya pasado un poco el período de exhibición, lo analizamos sin el impacto inicial, con otra mirada y utilizando las facilidades del youtube. Las críticas que usted leerá a continuación son hacia la obra, no necesariamente al autor. Los motivos que me llevaron a criticar Capitales del Fútbol son los siguientes:

1. El documental no me agregó conocimientos nuevos. Posiblemente sea hecho para quien no conoce nada de Uruguay y tenga allí su primera referencia, lo que no es mi caso. Que Paolo Montero diga que el clásico de Uruguay es entre Penarol y Nacional no agrega nada. Tampoco agrega que Mujica diga que Montevideo vive el fútbol – al fin y al cabo, ¡por algo se hizo un documental! – pero al menos la figura del presidente es emblemática.

2. No sé si el documental sería el ámbito más adecuado para hablar del decanato. Pero lo hace - y de forma parcial. Los de Penarol ponen “su” fecha en la mesa, exhiben una tabla diciendo The Penarol CURCC y todo queda como si esta fuera la verdad absoluta. Mientras tanto, durante miserables siete segundos, se dice que Nacional fue fundado por criollos, ni siquiera existe la mención al año de fundación y luego de este largísimo periodo se vuelve a hablar de Penarol. Y cuando se muestra el museo, otra vez se pone en juego la cuestión del decanato mostrando en pantalla cerrada un trofeo que dice CURCC de un lado y Penarol de otro y mostrando el trofeo de la Copa de Honor 1909.

3. Institucionalmente, Penarol está mostrado en Los Aromos y en el museo. Allí se pone énfasis en las cinco Copas Libertadores. El trofeo de IFFHS es mostrado con detalle durante cuatro largos segundos (obviamente no se encuentra allí la palabra “campeón”). El museo es mostrado durante un minuto entero. Mientras tanto, en Nacional, la galería de trofeos de la sede es mostrada durante… seis segundos. El Gran Parque Central es mostrado durante otros seis segundos, además de dos apariciones de un segundo de la fachada externa. Nadie va a andar con cronómetros para comparar si la exposición fue igual, pero digamos que en este caso la disparidad fue poco creíble. Transmite la sensación de que Penarol tiene una rica historia de conquistas y Nacional no.

4. Un detalle menor: antes del partido hay dos “goles de Penarol”, uno de Morena al arco vacío y otro en un entrenamiento durante la semana. Los Aromos es mostrado con portal y todo; Los Céspedes es apenas escenario de fondo cuando hablan Abreu y Rubén Sosa (lo mismo que Los Aromos cuando habla Pacheco). No se muestra ningún entrenamiento de Nacional, ni tampoco hay “goles”.

5. Después de apenas siete segundos hablando del origen de Nacional, el que viene a hablar de por qué somos llamados bolsilludos es… ¡Alberto Kesman! Siempre lo tuve por manya, aunque no tengo como probarlo; pero es cierto que trató a los bolsos de “ratas” y esta seguramente fue una de las razones para ser hostilizado el día del no partido entre Nacional y Villa Española en agosto de 2008. ¿No había alguien de confesión bolsilluda para hablar de Nacional con orgullo? Los nombres abundan.

6. Ya que hablamos de Morena, se pone énfasis en él como siendo más grande goleador del campeonato uruguayo. Es una verdad cuando se habla solamente de campeonato uruguayo; si tratamos de otros torneos oficiales (repito, oficiales) tenemos un Atilio García con más de 400 goles. Pero el Nacional retratado en el documental no tiene historia, apenas hinchada…

7. Las personas que hablan de lo que es jugar un clásico son Antonio Pacheco, figura de Penarol con muchos clásicos jugados, y el entrenador tricolor Rodolfo Arruabarrena, quien aparece en el documental dando cátedra (tummmmm) cuando no tenía ni siquiera un clásico disputado.

8. Dos enormes oportunidades fueron desperdiciadas con personajes entrevistados. La primera de ellas, el historiador Gerardo Caetano fue jugador de Defensor. Él pudo aportar algo que no tuviera que ver con la rivalidad Nacional/Penarol. Y la segunda, el Manteca Martínez enseñando a preparar el mate es algo raro. Él tendría un aporte más rico para dar, ya que jugó en los dos grandes. Pero se ve que había poco espacio para la razón…

9. Con el Parque Central exhibido durante escasos segundos y con la gente hablando maravillas del estadio Centenario (el templo laico, los clásicos, el ambiente, etc), no puedo dejar de realizar la pregunta irónica: ¿para qué Penarol querrá tener un estadio?

Si decimos lo que está mal, también corresponde decir lo que está bien. El trecho inicial que habla de la ciudad y de la gente es interesante. El carnaval es parte de la cultura, tal vez sea interesante para el público que desconoce Montevideo, aunque no entiendo por qué se puso el tema en este documental sobre fútbol (¿será por lo de Recoba con la murga?). Lo mismo pasa con el asado, no me siento capacitado para criticar ni para elogiar, por una razón bastante simple: seré el único extranjero que entró al mercado del puerto y no lo comió (ni comeré).

Sobre el clásico elegido, no se puede culpar a los productores (lo malo es que no falta quien lo haga). Ligamos mal y punto. Justo cuando se graba esto, Penarol rompe una racha de tres años sin vencer a Nacional por el campeonato uruguayo y gana bien. Si hablamos la verdad completa, uno de los goles vino de un penal inexistente, pero Nacional no tenía reacción.

Lo más emocionante del documental está en el minuto final, que muestra el día siguiente – no porque diga que la vida sigue (ya que antes se dijo que el clásico definía la semana siguiente), sino porque hace un lindo resumen de lo que es Montevideo y va mostrando los principales participantes del documental. Seguramente habrá mojado los ojos a muchos uruguayos que hoy se encuentran fuera de fronteras. Al brasilero que escribe estas líneas le despertó el deseo de volver.

Claro está que no apoyamos la violencia ni la censura – la libertad que los productores tienen para realizar un documental es la misma que tenemos para criticar, apuntar y fundamentar aquello que consideramos equivocado. Nadie está siendo acusado de mala fe, apenas entendemos que los productores se equivocaron al no retratar a Nacional como corresponde.

Dicho esto, cabe preguntar qué medidas el Club podría tomar acerca de este tema (como mínimo en los tópicos 3, 5 y 6). Desde emitir un comunicado, exigir explicaciones, elaborar una respuesta, mostrar que la institución está atenta. Esto transmitiría al hincha la sensación de estar defendido y contribuiría para reducir la violencia.

Los “vrutos”

No es culpa de los productores. En Brasil se transmitió el documental en el idioma original, pero con textos en portugués. Y de ahí salieron algunos errores muy divertidos que repasamos a continuación:

  • El más sencillo: confundir “mercado del puerto” con “camino del aeropuerto”.
  • El menos gracioso: escribir “No te va Buscar” en lugar de “No te va a Gustar”.
  • El que cambia totalmente el sentido: Kesman dice que más de 90% de los hinchas son de Nacional y Penarol y el texto dice que más de 90% son de Penarol (vruto, vruto y vruto de nuevo).
  • El hincha que jugó: el pibe tricolor muestra una camiseta y dice que fue utilizada por Carreño en 1988. El texto dice “la que utilicé yo”.
  • El “vruto” campeón: Santiago Ostolaza dice que el hincha de Nacional tiene un paladar muy fino. El traductor escribió que “el himno de Nacional es bonito, emocionante”. Sin palabras…

Manoel Castanho
(Periodista)


Manoel Castanho

Nacido en Rio de Janeiro, Manoel Castanho es periodista graduado por la Universidade de Brasilia. Hincha de Nacional por iniciativa propia desde los 10 años de edad, aprendió a amar la rica historia del club y estudia todo lo que cae en su mano para conocerla mejor. Su único vínculo con Uruguay es el amor por Nacional y gracias a esto tiene dos millones de amigos.




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