Por cecilia
1 Jun 2013
columna

La mirada original e intimista de una hincha que contagia

Recordar el futuro

El pasado es un prólogo, dijo un afamado escritor una vez.

Faltan segundos para que el juez de el pitazo final. Me saco los guantes ya que las manos están calientes a pesar de la gélida ventisca que surca la tribuna América.

Le digo a mi hija en una visión apocalíptica y sin dejar de mirar la cancha “ya está… se nos escapan tres puntos de oro”…Última jugada. La Colombes atrae el balón hacia ella provocando un corner para nosotros. “Dejá tirarlo… ehhh ”…gritan desde adelante mío. No quiero saber cuántos segundos faltan. Algunos esperan esa última recorrida de balón mientras empiezan a transitar despacio los escalones desde abajo hacia arriba. Cinco segundos después los vuelven a bajar alocadamente. Hay abrazos y festejos por doquier. Miro al juez a ver si lo cobró (por las dudas vio) y veo su brazo extendido mientras con las manos heladas aprieto los puños y los guantes.

Minutos antes cuando pasan trece del segundo tiempo digo en voz baja que me parece que estamos regalando juego en la mitad de la cancha y lo digo pero nadie me escucha, aunque parece que el técnico  se da cuenta de lo mismo que yo y hace unos cambios que empiezan a dar un poco de forma al partido y minutos antes me lamento de esos goles perdidos y de la poca profundidad y me digo que hoy hay que ganar como sea, pero si se puede jugar un poco mejor… mejor.

Minutos antes mientras veo salir a Nacional a la cancha me entra como una nostalgia de aquellas épocas en que el día veinticuatro del mes de agosto era solamente el día antes del día donde se festejaba la independencia y me entra nostalgia por las épocas en que los partidos de fútbol eran o en vivo y en directo o por la radio y por aquellos campeonatos donde eras el campeón uruguayo después de las dos viejas y queridas ruedas, y me entra nostalgia de aquellos resúmenes de fin de semana en blanco y negro los domingos de nochecita cuando una red social era una reunión de amigos en carne y hueso y no había ni youtubes ni interneses y menos que menos teléfonos inteligentes porque además pocos teléfonos había casi y aun así la gente se comunicaba igual y no había drama en esperar el diario del otro día para ver a tus ídolos retratados para la posteridad y los cuadros podías repetirlos casi de memoria y un pase al exterior no era tan fundamental para seguir siendo crack y entonces giro mi cabeza y veo a Cacho Blanco sentado en la tribuna donde estoy y en mi misma fila y me digo que cuanto tiempo pasó desde aquel Blanco que en los ochenta volvió al Club y volvió a ganar todo, y me entra entonces nostalgia del Nacional del 71 y la televisión como un caja  grande y de aquel frío de aquel seis de agosto del 80  en aquella noche inolvidable y del auto de mi tío tocando bocina por una dieciocho menos iluminada pero llena de gente y de los pañuelos blancos y de cuando se cantaban canciones que no hablaban de matar a nadie  y de los álbumes de figuritas que juntaban mis primos porque el fútbol era para varones, y de las figuritas de los jugadores agachados como se sacaban antes las fotos y de los partidos improvisados en el empedrado de la calle y de cómo mi abuela rezongaba porque golpeaban la ventana con la pelota a la hora de la siesta y amenazaba con quedársela si pasaba otra vez y del álbum “Los trico” y la sellada doble de la chilena de Manicera contra el clásico rival y del grito “Vamos los trico”, …y siento entonces que alguien dice “Vamo el Bolso” y salgo de mi nostálgico minuto para concentrarme en el presente y en el partido que está por arrancar.  

Minutos antes y antes de entrar al centenario predio voy caminando detrás de un niño que no mide más de un metro de altura y va de la mano de su madre muy abrigado y mientras en la otra lleva fuertemente agarrada una banderita de Nacional.

Sus recuerdos serán mi futuro… nuestro presente es el mismo, al igual que nuestro amor.

Cecilia810


Los números hablan

El sol abriga las calles alrededor del Parque.

Unos 70 escalones son los que debo subir y también bajar para llegar a mi lugar.

Ya pasan 15 minutos de las 3 de la tarde.  3 goles de la tercera.  3 serán los homenajeados. 3 generaciones. 3 historias de vida en 3 colores…

El reencuentro con los conocidos de tribuna se va repitiendo a mí alrededor, mientras, en la cancha padre e hijo levantan los brazos saludando donde un poco después  llegarán los vacilantes pasos  de Ciengramos… 3 goles de hace 56 años que son revividos hoy. 

Mucha expectativa que se va transformando en ansiedad  después de 76 días sin ver por un partido oficial al Bolso.  76 días que fueron desgranándose entre especulaciones varias.

Estas 1824 horas entre el final y el inicio terminarían ahora, dentro de pocos minutos, parados  11 contra 11 y 1 pelota en el medio.

Un número 11 en la espalda era el más cuestionado de todos. Mucho se habló, se prejuzgó y se pensó. El momento de la verdad era ya.

1,2 y 3 el número de nuestras butacas. Una vez hablamos  de cambiarlas por un lugar distinto, hasta que nos dimos cuenta que cada reencuentro con cada partido en ese pequeño espacio que nos pertenece, era eso... pertenencia.  Nuestro vecino de adelante y el de la derecha nos reciben calurosamente… Pertenencia.

22 jugadores en la cancha. Miles de hinchas en la tribuna, 3 colores que se levantan como pintados  desde las manos de la Atilio. Agradezco estar aquí arriba para verlo. 1 minuto para empezar el partido.  A 60 segundos de escribirse una nueva historia.

43 minutos después de este pitazo 1 grito de gol. El destino quiso que fuera el cuestionado 11. ¿El destino?...Se abraza con el 24, llega el 16 y llegan todos. 2 brazos al cielo míos que se multiplican por miles.   “Por fin” dice mi hija. Sí, más de 4500 minutos desde el último gol. Mucho tiempo…

15 minutos, 1 cigarro, 1 café.

El tiempo se hace más lento en el segundo,  y el partido cae en una especie de monotonía, el 20 y el 23 entran ahora. El 11 sale aplaudido. Aplaude a las 4 tribunas. 1 gol y una actuación que por ahora disipan muchas  nubes de especulaciones bajo el sol de la tarde.  El 19 se va, pero no por otro. Con 10 lo que queda del tiempo. El 5 por el 24. Justifica 1 chicle nuevo para no fumar  y esperar no complicarnos la vida en los últimos 5 minutos.

49 minutos después de mi café suena el silbato final. 1 solo canto desde las tribunas. 10 en el medio aplaudiendo. Aplausos desde las 4.

Unos 70 escalones son los que debemos subir y también bajar para irnos de nuestro lugar. 1 mirada hacia atrás. 1 lugar único en el mundo...

Pasó el primer examen.  El partido y el rendimiento probablemente no pasaron  de un  5. “Puede y debe mejorar”  diría una calificación de antaño.

La fiesta un 10. Como siempre.

Cecilia810


Buena madera

Lo bueno si breve, dos veces bueno dice el dicho. Cambio el dicho y digo que si son dos los buenos, lo breve puede convertirse en largo. Como la vida misma.

Este deporte devenido en un negocio implacable y cruel se va llevando en su camino a muchos a otros destinos y entre ellos se van también a veces los principios.

La diferencia está en que cuando las raíces están bien sujetas en el piso no es posible arrancarlas con nada y los principios quedan prendidos a estas. Aunque vos te vayas por el mundo tus raíces quedan allí esperando que algún día retornes a juntarte con ellas. Mientras tanto te han dejado savia de buena madera. No es posible moverlas ni siquiera con la mentira más burda, o la solapada mezquindad adornada con promesas codiciosas. No hay soles mentirosos, hay soles tapados por mentiras.

Hace poco escuché por ahí en una audición radial especializada que Gonzalo Bueno era todavía  una promesa del fútbol… pero cierro los ojos y lo veo paradito allí en la línea, moviendo sus largas piernas para hacerlas entrar en calor, y lo veo entrar y marcar su primer gol en primera en aquel partido, y lo veo haciendo el gol aquel en el clásico y festejando como le salía del pecho, y lo veo correr y correr y lo escucho hablar rápido como fueron rápidos sus pies contra Toluca cuando fue la figura y lo miro allí paradito dando declaraciones mientras a un costado su padre lo mira con orgullo y con mesura y me imagino entonces que Gustavo Bueno mientras lo observaba pensaba en las mañanas frías y los desayunos calientes  hasta llegar a los Céspedes, y los consejos a tiempo y las salidas de fines de semana sacrificadas y en el respeto inculcado hacia esa su segunda casa y el amor a los colores que no dura lo que dura un contrato sino que permanece toda la vida, y los veo sentaditos juntos allí en la tribuna a pocos metros mío en el último partido como dos hinchas más  y entonces sé que esto es una realidad y no habrá futuro que la borre, porque la raíz está sujeta con lo más perdurable.

Probablemente será el destino con sus fortuitos caminos el que determine su futuro, o él mismo lo escribirá mientras camine y como decía Machado, lo vaya haciendo al andar, pero  quedó demostrado en este trecho ya andado que su apellido lo honró con su actitud, con su amor a estos colores que respiró mientras fue subiendo en centímetros y su padre lo llevaba de la mano y ahora que lo pasa en estatura y puede dejarse llevar por otras manos menos consejeras, lo sigue honrando.

Podrá hacer más o menos goles.  No quiso que se perjudicara a su casa. Lo primero lo hará más o menos exitoso. Lo segundo lo hace enorme.

Le auguro lo mejor a Gonzalo. Rusia seguramente es fría pero su corazón está caliente y acá habrá siempre un pedacito de césped esperando para volver a sentir un huracán de largas piernas.

Lo bueno si por dos veces es Bueno, mejor. Y que no sea tan breve.

Cecilia810


El mejor contrato

Desde aquel 2 de junio en el último partido en el Parque Viera se tejieron y destejieron historias, nombres, pases caídos o levantados, sorpresas y desilusiones.

Sin embargo el contrato más importante siempre lo hace la hinchada con el cuadro. Firma con el papel en blanco y llega sin representante mediante a la competencia sabiendo que cada partido deberá hacer valer su peso inigualable.

Carga en sus hombros la enorme bandera de la historia sin mayor esfuerzo y sabe que exponerla al mundo será cuestión de honor. Lo hace sin error y con orgullo, la muestra a los otros con total desparpajo y vibra debajo o enfrente de ella. Más allá de algunos pocos que no honran con su nombre la grandeza y prefieren silbar un himno extranjero o no respetar un minuto de silencio, el hincha verdadero, el mejor contrato de este club, el que renueva con la firma del corazón cada temporada, se comporta a la altura de las circunstancias.

Es una parte fundamental de esta fiesta, la cual sería sin ellos, solamente un vacío desenfreno de once pares de piernas que valen millones o intentan demostrar que los valen,  tratando de encontrar un esférico.

Y ese hincha que sos vos y que soy yo, fuimos hoy al estadio sabiendo que nuestro contrato está firmado con Nacional desde el día uno y esperando que los otros protagonistas cumplan desde el campo la cláusula que dice: siempre hay que salir a ganar. Cláusula que solamente ellos pueden cumplir.

¿Era utópico pensar que en medio de una pretemporada más pre que temporada, y después de tanta especulación y cambio, Nacional iba  a hacer un gran partido ante un cuadro europeo? Sí, pero las expectativas principalmente estaban puestas en saber si el equipo iba a estar a la altura de la hinchada. Y ver como se estaba tejiendo esta trama tan conversada de los últimos meses. Dimes y diretes muchos de un nuevo período de pases espinoso.

Confieso que ver la bandera en los hombros del joven  corredor que fue agasajado me emocionó tanto como ver nuevamente la enorme seda correr bajo las manos de la gente al sol. La música, los himnos, los homenajes, la hinchada llegando presurosa y consecuente, los viejos  nuevos compañeros de tribuna,  el café con más olor a fútbol que sabor a café,  las banderas pequeñas traídas por los niños que son subidos en andas para que toquen con sus manos pequeñas  la gigante, la cámara que desde el cielo graba para la posteridad lo que las retinas guardan de la misma manera para el alma, todo acompañaba para decir que sigue valiendo la pena firmar el contrato en blanco.

Grabé las imágenes para mi hija que por estar de viaje no pudo estar y que ni bien llegada a su destino allende las fronteras me envío un: “Mamá…llegué bien, mandame fotos”…. ¿Cuántos millones vale ese contrato?

El partido nos mostró lo que hasta ahora elucubramos y nunca pudimos ver. Fue una práctica de lujo ante un rival de lujo que si bien no apretó las maquinarias es una talla difícil para cualquiera. Si sacamos conclusiones, estas no fueron demasiadas  ya que es el primer partido real que vemos y las que sacamos no fueron demasiado lindas, pero el que deberá sacar las mejores, las certeras, las válidas será el técnico. El contrato nuestro ya está firmado y la diferencia es que está en un papel irrompible, con tinta permanente y sin cláusula de rescisión posible ni fecha de vencimiento.

Los demás contratos deberán ser ratificados cuando empiecen las que duelen. A los que ya no están porque alguien no los quiso no hay que llorarlos, ya no hay tiempo y eso es parte del negocio en que esto se transformó, pero podrán volver siempre que se dé la oportunidad. Los que vengan, así no sientan lo mismo que nosotros, con sus actitudes de profesionalidad y compromiso deberán callar los rumores,  los que no quieran estar que no estén, los que quieran estar que se rompan el alma. Y que los que deciden desde una mesa o un escritorio que estén o no estén aquellos, estos u otros, que sepan que hay firmas en blanco que se están estampando en estos mismos momentos  con tinta en rojo azul y blanco y  que se seguirán haciendo a futuro, y que serán los que los mantengan allí. O no.

A Nacional lo hace grande su gente. Y seguimos siendo el mejor contrato.

Cecilia810


Soy yo

Fui aún sin ir

Escribí estas líneas en el camino mientras las líneas de la carretera se van moviendo para llevarme a casa.

Recibí de mi hija las anécdotas de la entrada a la cancha bohemia a la que sí acudió ella.

Escuché como me conto sobre el taxista bolso que la llevó,  sobre el riguroso examen de ingreso y sobre la alegría  de la gente. Disfrute que ella estuviera allí y me tuviera al tanto.

Prendí la televisión y me imaginé entonces en medio de la hinchada, mientras el frío del este me recordaba que no estaba, el canto de fondo que escuchaba a través del celular me convocaba a decirme que sí.

Bajé el volumen a los relatores y subí el de la hinchada.

Encendí bengalas cuando prendí un cigarrillo.

Repasé en mi memoria cada minuto de cada partido que viví y vivimos desde el principio y en el cual las dudas siempre fueron muchas y las seguridades pocas.

Razoné una vez más y aunque ya no importara motivos sobre porque perdimos un campeonato que a simple vista era fácil y que visto con vista no tan simple también era increíblemente fácil.

Desestimé muchas veces de mi mente una cruel certeza que sin quererlo se me hizo cada vez más cierta partido a partido y en la que comprobé finalmente que fuimos nuestros rivales más terribles.

Comprobé que la cantera late enérgica  y que formar sigue siendo una buena forma.

Esperé que en el último penal, uno más de los tantos que nos cobraron mal, se hiciera justicia.

Celebré que la justicia llega aunque a veces tarde en la venida.

Canté fuerte con el “cada día te quiero más” aun en el frío mutismo de la tarde esteña.

Apronté mi camiseta en cada fin de semana, en un ritual mágicamente hermoso y en los que no pude ir, como el de ayer, también la camiseta estuvo pronta.

Subí los escalones de mi Parque o de la cancha que fuera siempre con la esperanza a cuestas y me hago cargo de las veces que los bajé en silencio buscando explicación en el cemento, sabiendo que mi aliento hará que mis pies los suban nuevamente hasta que me den las fuerzas.

Escribí con y para ustedes, en el gozo del triunfo o abriendo el corazón en la derrota  y en la virtud o el desacierto me sentí acompañada en cada letra, pero es momento entonces que descansen ustedes de mí durante un tiempo porque mis dedos también harán pretemporada.

Pasé por los estados de ánimo que ustedes pasaron.

Viví y reviví después de cada partido, y en los momentos que se siente la agonía, renací solamente con mirar un ratito este escudo

Reconocí mi nombre  en un fragmento pequeño de una gigante tela  tejida y sostenida por miles de manos llenas de pasión

Banqué como bancamos todos, el embate de estos tiempos donde mediáticamente el campeonato vale distinto según quien lo consiga y donde se disfrazan algunas realidades.

Conocí internas que preferí guardar por salvaguardar aquello de que siempre es mejor barrer hacia adentro.

Ignoré los rumores de  quien se queda o quien se va, quien vendrá o quien no terminara de venir nunca, pero no ignoraré o indultaré a quien venga o se quede y no dé por estos tres colores lo que estos tres colores se merecen.

Colaboré. Defendí. Ayudé. Grité. Alenté. Respiré. Suspiré. Miré al cielo. Apreté puños hacia él.

Esperé el primer minuto del primer partido con la misma sensación que el de hace unas horas y como será el primer minuto del próximo.

Fui y soy Nacional.

Cecilia810

Publicada originalmente el 3 de junio de 2013


 

Memoria imborrable

“¿Vas a ir a ver a Nacional estando la final…?” fue la pregunta de la semana.
 
Considerando que los precios de hoy quisieron parecerse a los de Wembley, y uno no podía elegir ubicación, quizás esta pregunta hubiera tenido sentido.
 
Sin embargo no pensé dos veces y ayer saqué las entradas y también ayer en un rato de descanso del trabajo y de casualidad, yendo de una página de la red a la otra, terminé mirando durante unos quince o veinte minutos goles de Nacional de otros tiempos. Muchos de ellos en clásicos, muchos de ellos golazos, muchos de ellos de jugadores que nuevamente están en el plantel y otros de jugadores que nunca más volvieron.
 
Esta ventaja que nos da el avance tecnológico actual depara muchas cosas. Uno puede revivir alegrías pasadas, o vivirlas si nunca las vio y también comparar. Claro que las comparaciones son odiosas, pero la historia está allí y no se puede borrar.
 
Mientras el sol no demasiado abrigador cae sobre la Olímpica, la Banda calienta el cemento. Canta que los jugadores pasarán, como también pasarán los técnicos, y la única que quedará será la hinchada.
 
Pero… ¿pasan los jugadores y los técnicos o quedan de alguna manera anidados en un lugar en la memoria que no tiene límite de capacidad? Será posible cada tanto hacer un click en la computadora o un enter en el corazón para recordarlos.
 
El primer tiempo se va yendo, el sol va iniciando su camino predecible y un gol de ellos sacude la monotonía del partido, la hinchada sube el volumen y el chip del corazón busca desesperadamente momentos mejores pasados. Millones de partículas de tardes de sol, calor, lluvia, frío y amor.
 
Un niño pequeño delante nuestro con una pequeña corneta roja y una camiseta de Nacional que le llega a las rodillas es fotografiado por su padre. Esa foto será uno a futuro un archivo más en una carpeta o se imprimirá a color y en alta definición, pero yo le auguro a ese niño que las fotos que su corazón guarde serán las mejores y no habrá nunca una papelera de reciclaje que las elimine.
 
Después estarán las carpetas ocultas donde quedarán las semanas difíciles, los goles que no fueron, las faltas innecesarias, las jugadas que no salieron, los cambios mal hechos, los Mayos alegres y los no tanto. Como también estarán los cientos de jugadores que van y vienen, o se van y no vienen, o vuelven y se van, los técnicos que se equivocaron más que otros y los que acertaron más que esos. La gran mayoría quedará en carpetas de favoritos, otros en carpetas perdidas y ocultas. Pero no hay manera de eliminarlos, porque son parte nuestra, de nuestro sistema operativo intrínseco, no hay delete que valga ni formateo posible, están allí y estuvieron para alimentar una historia enorme. Aunque algunos parezcan temporarios no se borran. Para bien o no.
 
El sol ya se esconde tras lo alto de la tribuna. La banda está al pie de la tribuna como estuvo al pie del cañón siempre. Los hombres de negro y en fila a cada lado esperan que un virus los ataque y ser ellos los antivirus. Las canciones sin embargo pueden ser más poderosas que cualquier cortafuegos y el fuego de la sangre es más fuerte e inteligente que cualquier escudo. El tercer gol, el del triunfo, alimenta aún más el fuego sagrado. Un fragmento de nuestra historia está ya guardado en el programa. No necesita respaldo porque no se puede borrar.
 
“Por tus bravos campeones izada, en el mástil de sumo laurel. Nacional, venerado queremos, ver flamear tu bandera otra vez” dice el himno que allá por 1911 creó José María Delgado.
 
En esa época no había computadora, el “queremos” que alude a su tiempo venidero hoy ya es nuestra historia y sin embargo, siempre es el deseo de nuestro presente.
 
“Otros vendrán que bueno te harán” dice un refrán, yo digo que el mejor profeta del futuro es el pasado y por lo tanto acudiendo a los mejores archivos de nuestra enorme historia, grabada en la memoria y en la piel de todas las generaciones, será de donde saquemos la mejor información.
 
Cecilia810

Publicada originalmente el 26 de mayo de 2013 
 



La decisión

“¿Y justo a él lo vas a criticar? “No, no lo critico, ¿tas mal? solamente digo que no aplaudamos porque tiró la camiseta”…”Pero ¿vos estás loco? Más hincha que Nacional de él no hay” “No…no digo que sea hincha o no, eso no lo dudo, digo que se lo aplauda pero por lo que hace en la cancha”... “Y bueno pero el tipo dio la cara…capaz que ahora no anda muy bien, pero la gente se olvida rápido, a los jugadores no hay que insultarlos hay que apoyarlos, o nos olvidamos de cuantas alegrías nos dieron jugadores como el Loco, el Chino….” “No, no me olvido pero yo quiero verlos jugar bien, aunque sea un partido entero…” “Perdé cuidado que yo también es lo que más quiero y ellos seguro también”…”Dale vamo arriba igual…” “Vamo el Bolso…”

Esta pequeña discusión, correcta y en tono apacible que se gesta detrás de nosotros a la salida del Parque entre dos muchachos, supongo que es la misma que usted tiene ahora con su vecino o es la que tendrá mañana comiendo con la familia y es la que seguramente se esté dando en estos momentos en su corazón.
 
Tanto usted, como yo, como los miles de hinchas de Nacional tendremos la libertad de pensar u opinar sobre este momento y sus víctimas y culpables. Como toda decisión, es una resolución que un individuo o varios toman ante un momento de duda. Para un lado o para otro y podrán ser acertadas o no. Solamente lo sabremos después de tomarlas. Para eso hay que elegir un camino u otro, todo o nada.
 
Como en juego de la ruleta donde la bola, será la que determine el final del cuento, primero hubimos de haber tomado la decisión de poner las fichas en un cuadrado con un color y un número. Si no lo hacemos, no perdemos, pero tampoco habremos ganado nada y seremos simples espectadores del momento.
 
Dice nuestra historia que la Batalla de las Piedras fue ganada porque Artigas tomó la decisión correcta esa tarde. Si, la historia dice que así fue. Pero en los partes de esa batalla también se cuenta que los hombres que lo acompañaron las tomaron, en cada cuerpo a cuerpo, aunque también habrán tomado de las otras por suerte en menos medida, porque en la batalla los soldados que comandaba el prócer no eran los de plástico que hay en los juegos de caja. Eran de carne y hueso, y a diferencia de la ruleta luchaban contra otros que también decidían bien o mal. Como los jugadores de fútbol.
 
Ojalá yo supiera cual es el motivo por el cual están saliendo así las cosas. Como no lo sé, como solamente soy una hincha que ama estos colores, aplico la fácil conjetura que dice que esto es una sumatoria de decisiones más erradas que acertadas a todo nivel, donde me permito incluir las de la dirigencia, la cual decidimos muchos de nosotros que esté allí, las arbitrales, que vaya también si pesan, las de los tres directores técnicos, las de los preparadores físicos y las de los jugadores, decisiones todas que se entrelazan y derivan unas de otras. La mezcla incorrecta nos lleva a no poder rearmar la imagen del puzle, esa que es obligación armar cada año, donde Nacional aparece triunfante. Si ese jugador que decidió el director técnico, que decidieron varios en una habitación que fuera quien estuviera al frente, decide pasar la pelota para un lado porque pensó que si la tiraba para ese lado iba a ser gol, el hincha como usted y como yo también tiene el poder de decidir que debe o quiere pensar. ¿Mi decisión podrá afectar el futuro del club? No de momento. Será mi decisión a futuro cuando se me convoque para hacerlo la que pesará.
 
Decido entonces quedarme en mi retina con la imagen señorial y serena del Parque al cual ya estoy extrañando volver sin terminar de haberme ido. Parece mentira que ya haya pasado un año, y un 18 de mayo doce meses atrás saqué la entrada en la calle Urquiza para ver el clásico dos días después donde en la hora hubo un penal inolvidable…
 
Mi decisión también, ahora y a conciencia, es la de aguantar a pie firme la estacada y seguir alentando más fuerte que nunca. No tengo más poder que ese entre mis manos, porque si tuviera la solución perfecta y acertada para cambiar esta realidad, no duden que sería la primera en decidir dársela, cuanto antes, a mi querido Nacional.
 
Cecilia810
Publicada originalmente el 19 de mayo de 2013


 
Grande se nace


Recién llegados del estadio, y tomando un café reparador, me pongo a escribir y es bravo hacerlo sobre algo alentador cuando vimos perder al equipo de la manera en que se perdió hoy.
 
De domingo a domingo ha sido una semana espinosa, que les voy a contar yo que ustedes no hayan vivido. Hablé de un laberinto en el relato anterior del que dije que se podía salir, pero claro, primero, hay que buscar la salida.
 
¿Cómo explicar lo que pasó hoy? Fácil. Ellos jugaron al fútbol. Nosotros lo intentamos. Tan claro y simple como eso. Los offside de los goles anulados no alcanzaron para alivianar la falta de criterio en el manejo de la pelota. Y si Bava no hubiera sido lo que fue, probablemente el resultado hubiera sido más difícil…
 
Cuando estaba por terminar el partido me puse la camiseta. Literalmente, la camiseta que tengo en mi mano durante el partido, me la puse por encima de todo, en una forma casi simbólica de sentirme mejor, mientras giré mi cabeza para que la garganta de la hinchada me acariciara el alma, como siempre…
 
Las opiniones depredadoras ya no sirven de nada. Las de afuera menos que menos. Las de adentro tendrán que ser más de adentro que nunca y las primordiales en contribuir.
 
Hay que valorar lo perdido porque es una forma de recuperarlo rápido. Evidentemente el tiempo no puede volver atrás, si así lo fuera la vida sería muy fácil y nadie viviría momentos complicados, pero esto, simple de decir, es difícil de transitar. Ahí es cuando se ven los que quieren transitarlo para pasarlo, corrigiendo, reconociendo errores, dejando el ego de lado, levantando la cabeza y entonces…avanzar. Estén en el puesto en que les toque estar.
 
Hoy estuve un rato frente a la casa de Caprario. El sol tranquilo de la mañana pegaba en la fachada.
 
Aquellos muchachos en esa casa, aquel 14 de mayo hace 114 años seguramente estuvieron de acuerdo en varias cosas cuando decidieron fundar el Club Nacional de Football, pero fundamentalmente sé que estuvieron en una. Sabían que en algún momento iban a venir semanas como esta, pero también sabían, cuando se reunieron, que siempre iba a haber gente de bien que iba a dar lo mejor por este club, y mantener su grandeza, porque para eso nació.
 
Que su espíritu nos aliente.
 
Cecilia810
 


Laberinto con salida

Si ayer el último corner terminaba en gol seguramente tanto este relato como los miles de comentarios radiales, escritos y hasta mentales serían otros.
 
Pero no terminó en gol y una tanda de penales determinó nuestro destino.
 
Sin embargo creo que nuestro destino en este semestre estaba marcado desde tiempo antes.
 
Minimizar a un cuadro porque no nos atacó y no haberle podido hacer más de un gol es mirar hacia lo pequeño, cuando en el campeonato local hemos sido generosos con los rivales de turno muchos de los cuales ni siquiera cuentan con la mitad de nuestras ventajas tanto institucionales como individuales.
 
Una institución deportiva se forma con muchas partes que la componen, socios, directiva, funcionarios, cuerpo técnico, jugadores e hinchada, pero básicamente se compone como grupo de una misión y visión que deberá apuntar hacia algo.
 
La hinchada no necesita que la cabeza institucional le pida perdón. La hinchada exonera cada domingo el perdón en el cemento, y su bendición pasa por el amor a los colores, pero aún el más inocente hincha sabe cuándo las cosas no andan.
 
¿Es el deporte del fútbol un gran negocio? Claro. Eso no hay quien lo dude. El dinero mueve al mundo, pero eso no le importa al hincha los fines de semana, porque si pensara en eso no iría. El hincha no sabe ni quiere saber de sumas de pases ni transacciones, el hincha a pesar de llevar adentro un estratega táctico congénito, aún más en nuestro país, no está en la charla técnica ni en la de la práctica, no sabe de los problemas personales de los jugadores, no sabe de las peleas internas de directivas, no sabe de corrillos íntimos, y sin embargo es más sabio que todos. Por eso no necesita el perdón, porque es una forma de subestimarlo, el hincha, el auténtico, perdona cada domingo y sin necesidad de confesionario.
 
Podría decir yo y desde aquí que, bueno, que la Copa es así que a veces te tocan rivales que a primera vista son fáciles pero te hacen un gol en la altura, y después vienen hacen su negocio cuidando el empate, vos intentás, te ponés nervioso, erras goles, y cuando querés acordar ya sea porque te hicieron un gol o no pudiste hacer el primer penal, ta…estás afuera. Esa visión simplista de los miles de partidos de fútbol no aplica en este caso cuando miramos un cuadro y otro y una serie que suponíamos a priori se pasaba caminando.
 
También podría decir que, desde mi visión personal y me hago cargo de esta palabras, veo en Nacional desde hace un tiempo, una suma de individualidades intermitentes, que sin duda querrán lo mejor para el club pero que no llegan a conformar un todo. Ese todo cuya mística y magia son casi que condición sin equa non, dentro de lo que un equipo necesita , no apareció de momento. Quizás eso sea lo más difícil de conseguir. Muchos diamantes no siempre forman un collar si no se unen en el hilo y en un broche firme que los contenga.
 
Pero eso es solamente una punta de un iceberg que el sortilegio de un gol en la hora podría haber seguido cubriendo. Si acá tiramos todos de la misma cuerda, tiramos todos. Acá nadie tiene que perdonar a nadie. Si este es un club grande es porque los jugadores, técnicos, funcionarios e hinchada de todos los tiempos desde su formación lo han hecho grande, tanto en sus méritos deportivos como sociales e institucionales. Una mala racha no va a quitarle su grandeza pero si servirá este momento para salir del laberinto donde la salida queda para el otro lado y comenzar a dar la vuelta. Quedarán en el camino muchos intentos y proyectos, jugadores que prometían y no rindieron, malos pases o buenos descubrimientos. Están dentro de las acciones de los seres humanos. La honra no está en cuestión, las equivocaciones son parte de los hombres. Asumirlas también. Las acciones certeras y concretas son la mejor manera, las palabras a veces sobran.
 
Si hay algo que perdimos en todo esto no fue un campeonato y una clasificación, fue el rumbo en este laberinto en que nos metimos. Pero todo laberinto tiene una salida. La hinchada, los miles de mujeres, hombres y niños que fueron el domingo y ayer y todos los domingos y todos los ayer, la que perdona desde el cemento y redime, la que es sabia e invariable les está gritando desde hace tiempo que por donde iban…no es. Y se los grita con el aliento y con la presencia.
 
Escuchen… les está diciendo que el camino es otro.
 
Cecilia810
 
Nota de decano.com: Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan el pensamiento de decano.com
 
Publicada originalmente el 10 de mayo de 2013


 
 
¿Yo? argentino

Vissste, llegaste a la cancha…. pero no llevaste facturas porque estabas en el laburo así que preferiste después llegar y comer unos bifes tranquilo.

 
De todas maneras cuando empezó el partido decidiste fumarte un cigarrillo para poder bancar el fresquete y entonces apareció el cuadro: herrmoosssoo y los trapos se agitaron y la barra meta y meta cantar.
 
Y entonces arrancó el partido y …nos clavan ellos que vienen jugando mejor los pibes estos …no…pero que cosa…bueh que lásssstima che…y todavía se nos lesiona Iván…y see, bueno ya no es un chico visste? dice el señor de al lado acomodándose los anteojos…
 
¿Seerá que yo traje las zapatillas equivocadas ? No te puedo creer che…Vassscoo movete queridoooo…
 
¡Vamos a sacar la pelota de ahí….! El referí… esssstá locoooo…¿eso no fue faltaaaa, che? le dice el hombre a la piba de al lado.
 
¿¿Mamá me comprás una gaseosa???? Cuando venga el entretiempo te lo compro, nene…
 
¿Che …sabés lo que están diciendo en la emisión deportiva ? ….¿Que para que tiran al arco Damonte y Arismendi si nunca le van a embocar?.
 
Uhhh se equivocó el arquero de ellos…..Platinaaado…..GOOOOOOLAZZZZO…..que hijo de p…mIrá como corre el platinadoooo……esssta chocho¡Y.
 
Y de repente te despertaste después de haber ido a ver al Bolso ayer y no, no estás en un cancha argentina, pero sí viste correr y adueñarse de la mitad de la cancha y de la cancha entera al platinado argentino que llegó hace un tiempo con un carpeta de buen jugador bajo el brazo aunque con interrogantes, que sabés que se tiñó el pelo para que su padre lo reconociera en la cancha y ahora te cuesta no reconocer en Nacional a esa cabeza platinada corriendo y metiendo y mientras lo observas pelear cada pelota como si fuera la última, y meterse a veces en líos y le decís… Damoonttee cállate…. pero en el fondo sabés que está bueno que el tipo se ponga la camiseta, una camiseta que le era ajena por distancia física y que ahora le pertenece por cercanía espiritual, y en un club que quizás no conocía tanto cuando vino pero donde seguro sabía que la huella de muchos argentinos antecesores había quedado firme y que ayer hizo el gol que quizás no fue el gol de su vida porque la vida le podrá deparar muchos otros, pero fue un golazo y fue el gol que le dio la vida al partido y al triunfo, lo cual no es poco para un jugador que al principio de la temporada estaba en una lista nunca confirmada pero tristemente trascendida de prescindencia y ahora está en una lista mucho más realista: la de a mi dámelo siempre.
 
Había que ganar y se ganó. Después vendrán los analistas de turno a considerar si se mereció o no. No lo sé, el fútbol es así. Por suerte entró la pelota del Hueso que creí que no entraba,… peinada platinada de por medio… y el segundo tiempo que…se ganó y punto. El domingo se verá y hacer pronósticos no es lo mío.
 
Me vino a la cabeza ayer cuando Damonte hizo el gol, su cara cuando sonreía por unas galletitas que le convidamos a su pequeño hijo una noche en que no jugó el año pasado y estaba sentado al lado nuestro en la tribuna. Nos dijo: Gracias.
 
“No... gracias a vos…” le dije ayer a la distancia.
 
Cecilia810
Publicada originalmente el 30 de abril de 2013


Historia viva


 
¿Otra vez querés que te cuente la historia? Puf hace tanto tiempo… Bueno dale sentate…

Recuerdo todavía cuando subí esos escalones…me encandilaron las luces y enseguida sentí miles, miles de aplausos.

Me dieron una camiseta de Nacional linda con una bandera de Artigas  y  después un conductor de nombre…ahhhh  ya no me acuerdo, pero  muy muy simpático…me hizo unas preguntas y yo les dije lo que hacía todos los días…ir a la escuela…a bicicleta y a pie…en realidad creo que me aplaudieron por eso pero no sé, porque eso era una cosa normal para mí.

Es mi memoria que a veces falla….sin embargo recuerdo… que leí después una proclama y recordamos a Artigas…ah sí era la fecha en la que se conmemoraban las Instrucciones del año 13…las del 1813…uhhh cuanto tiempo ya y leí algo nervioso

Es que la fiesta era grande…fíjate vos… el primer club criollo de América festejaba en el lugar donde el prócer de la patria había dicho la frase esa que siempre nos contaba la maestra…”Mi autoridad emana de vosotros….” Eso es para pocos mijo…para elegidos… Y yo estuve ahí. Que orgullo…

Me dieron un carné precioso…vení…mirá acá lo tengo todavía…

Era la primera vez que pisaba el césped del Parque  y me acuerdo también haber corrido por el campo…dale dale me decía el señor que me hizo la entrevista… ¿cómo se llamaba? Ja me preguntó cuantos goles hacíamos ese día….y yo le dije cuatro…creo que se me fue la mano…

Saludé a los jugadores, los tuve al lado y los aplaudí a rabiar…sabés quien jugaba en ese cuadro…pah te acordás del Loco? Aquel... si aquel que un mundial la pico…ese jugaba y era de estas tierras che...…y el director técnico era un argentino con un nombre largo pero que había llegado hace poquito…recién se estaba acomodando.

Y querés que te diga que fue después lo más lindo…entré a un palco de esos preciosos que ya en ese entonces tenía el Parque, aunque no eran tan modernos como son ahora y me dijeron que allí iba a ver el partido, aunque creo que me hubiera gustado más estar con esa hinchada que no paraba de cantar…pero estaba con la maestra así que no hubiera podido je.

Me contaron además que estaban arreglando el Parque… ¿viste como está ahora?...bueno en esa época recién se había terminado el codo contra las tribuna Abdón y la Atilio… ¿qué me contás?

Partido raro fue ese…jugamos contra un cuadro que estaba haciendo una buena campaña y que además jugó bien…arrancamos perdiendo…y si mal no recuerdo…me parece que hubo un penal que el juez no lo vio. En realidad nadie sabe bien si fue o no fue.  Me acuerdo como grité el gol del empate…Y lo que si me acuerdo clarito es de que lo terminó antes de tiempo…eran otras épocas mijo…


Lo curioso de ese partido es que jugamos…si…jugamos con tres nueves…je no te rías…y bue…cosas que pasan...yo no estoy loco…jugamos con tres nueves…

Hay cosas que no me olvido más. ¿Viste que la hinchada de Nacional canta y canta?…bueno en esa época tenían unas canciones muy lindas también…algo así como “yo que soy de nacional que es lo más grande que hay en la vida…” Y cuando íbamos perdiendo más cantaban…

El partido terminó empatado y  no nos fuimos muy felices…bueno yo sí en parte. Además vos viste que me queda de recuerdo eso que no se me va a borrar nunca…y a ustedes para que lo disfruten también…Además estábamos peleando la Copa…

¿Que como terminamos ese año?...ahora te sigo contando….


 
Cecilia810

Publicada originalmente el 22 de abril de 2013 



Cantera atrevida

 

Y uno llega apurado a su casa, hace el mate y mientras sigue trabajando…pone el televisor para ver al Bolso en un horario que no es chicha ni limonada, porque no es ni temprano ni tarde.
 
Y mientras tanto en la casa tiene una reunión de trabajo y llega gente y entre la gente hay algunos que quisieran no tener que vernos pero nos ven porque la tele no se toca.
 
Y preguntan cómo al pasar mientras miran de reojo…”che¿ y por qué jugó con estos pibitos, les dará el cuero?” y mientras tanto van mirando cómo sin mirar a los chiquilines que uno si conoce desde hace mucho y que vestidos con la más linda salen a jugar un partido sin salir a defenderse.
 
Y mientras tanto los convidados de piedra van haciendo fuerza para que del otro canal lleguen más goles de otro equipo y dicen...”uh miráa empataron en México... ¿si hacen otro gol quedan segundos no?”…pero vos no les das mucho corte porque está mirando con orgullo como encara Renato, o las quiere Dorrego y como la pelean el Colo y Gorga…
 
Y uno suspira por cómo nos anularon un gol que después resulta que fue válido...pero así es el fútbol, muchas veces injusto en merecimientos y mucho más en realidades abortadas por terceros con un banderín en la mano.
 
Y ahora estamos todos haciendo posibles cruces, simulador va simulador viene, que viajar allá, que quedarse por acá que con aquel, que con este otro que si gana uno o si empata el otro…que los peores primeros…
 
Y los otros dicen: “Y sí, les va a tocar uno complicado…”
 
Y como alguien dijo una vez, así es la Copa, cuando querés acordar aún en un grupo áspero pasas de serie y te encontrás ya en octavos… y después…bueno, después es matar o morir, pero eso ya es otra historia que se verá como sigue, y que habrá que transitarla nos toque quien nos toque sabiendo que los rivales duros también enaltecen derrotas y victorias.
 
Y sin embargo nos queda el regocijo inmenso de ver en un partido internacional y sin que les pesara, y con irreverencia y atrevimiento y peleando entre los mejores del continente a estos muchachos que hasta hace no mucho tiempo estaban llegando al Bolso, con su bolso cargado de ilusiones que mezclaron entre la ropa doblada por alguna mano amorosa que les acarició la cabeza antes de salir temprano de ese hogar hacia la que sería su segunda casa, para seguir engrandeciendo esta inagotable cantera.
 
Y no es conformismo. Es una realidad que conforma.
 
Cecilia810
 
Foto: Pasión Tricolor
 
Nota de decano.com: Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan el pensamiento de decano.com


Publicada originalmente el 18 de abril de 2013


 
Como manda la historia

Permítanme distinguidos señores presentes, en este día trece del cuarto mes del año trece pasar a pronunciar el parte que ha sido pertinente en la tarde de hoy, en este insigne campo de contienda que nos halló reunidos y para la causa a la que fuimos convocados.
 
Fue la primera estratagema, salir a confrontar en forma honorable con nuestro contendor que bajó desde la cuchilla con la empresa de no dejarnos avanzar en nuestra lucha.
 
Avanzamos al campo con nuestras vestiduras en color albo, como símbolo de la pureza de nuestros ideales y de nuestro nacimiento sin dejar de portar en forma airosa el azul de los ríos y el rojo punzó de la sangre.
 
Durante el umbral de la contienda tratamos, aunque en forma un tanto desordenada de mantener el objeto de nuestra disputa con nosotros, no consintiendo sin embargo en que el enemigo avanzara, aunque para ello en oportunas sucesiones tuvimos que lidiar con empeño y trajín en procura de no ser abatidos por alguna carga ligera, siendo nuestro soldado de primera línea el responsable de no dejarnos derribar.
 
Los paisanos escoltaron nuestro trajinar desde la distancia pero siempre en la inmediación de nuestro espíritu, portando estandartes de nuestros colores y gestionando inquebrantable aliento a los esfuerzos de los hombres en contienda.
 
Procuramos obedecer las órdenes del joven jefe a cargo, que al borde del campo de batalla nos exhortaba sabiendo que su reciente llegada al mando de estas tropas atañe una responsabilidad máxima por la grandeza de las mismas y estando su autoridad y desempeño en permanente juzgamiento tanto por fieles como por extraños.
 
Perseveraban al costado del campo nuestros relevos en permanente alerta, los cuales estaban raudos para combatir si así lo ameritara la ocasión.
 
La avanzada contraria llegaba de a destellos pero nuestra mitad de tropa comenzó a ejercer una faena minuciosa en pos de reforzar a la tropa delantera, aunque a veces se hiciera el desempeño dificultoso, pero sin disipar nunca el tesón.
 
Cuando caía la tarde y la contienda parecía residir en un punto peligroso, debido a que el repliegue de los oponentes no permitía nuestro ingreso, el jefe a cargo dictamina a un joven relevo ingresar en busca de conquistar una mayor arremetida contra las líneas de defensa de los soldados contrarios.
 
La acción del combate sin embargo no consentía a los nuestros poder avanzar en forma clara cuando se le da la orden a un veterano artillero cuyo número de inscripción es el decimotercero, de unirse prestamente a la lucha, con tal certeza que en la primera carga pone a los nuestros en posición de ventaja, haciendo que la tropa tome carga y levantando las vivas de los paisanos al tiempo que agitaban entusiastas los estandartes. El artillero saluda a la distancia, mientras la tropa lo rodea dando también vivas al unísono.
 
Restaba aún en los postreros momentos del combate y cuando los contrarios buscaban alguna forma de poder lesionar nuestro flanco, una arremetida final donde nuestras huestes culminaron el ataque definitivo que nos trasladó a la victoria irreversible.
 
Quédame solamente estimados señores, concluir que la batalla fue por varios períodos ardua, pero acrecienta nuestro empeño en buscar el triunfo y nuestro anhelo de continuar avanzando en el camino.
 
Queda este parte concluido en su párrafo decimotercero cuando ya nuestras huestes reposan, el día trece del año trece en el mes cuarto, a los doscientos años de dictadas célebres instrucciones en el mismo histórico y excelso predio al que pertenecemos y al cual procuramos y procuraremos honrar por siempre, como manda nuestra gloriosa tradición.
 
Cecilia810

Publicada originalmente el 13 de abril de 2013


 
 


Estuvieron ahí

Usted como yo, los vio ¿no?

Guarde cualquier cosa que pueda. Un papelito, un boleto, la entrada…Póngala en una cajita o en un sobre y guárdelo en un cajón o en un armario. Y déjelo ahí para verlo de vez en cuando.
 
Y cada tanto abra el cajón o el armario y aunque haya pasado el tiempo…. obsérvelo. Y diga con orgullo: este es el boleto del ómnibus que me tomé cuando fui a ver a Nacional aquella noche inolvidable. Y cuando lo miren diciendo: ¿Y eso guardaste?... dígales que sí. Que fue una noche para guardar hasta el aire.
 
Y que si ese aire hablara diría que usted estuvo ahí. Como ellos estuvieron... ¿los vio no?
 
Estuvieron en la larga caravana desde la sede y por eso la bandera de la gente se hizo liviana y etérea y no precisó de ayuda foránea…miles de manos transportando amor.
 
Y vio a sus abuelos o a sus padres al lado de sus hijos o a mi lado levantar los brazos esperando los retazos de la historia y la textura del presente. Y estaban los muchachos que aquel 14 de mayo decidieron el destino de su alma y de la mía. Y el señor viejito aquel, de traje elegante, que vi mucha veces caminar despacio y llegar hasta su asiento. Y estaban los que están a miles de kilómetros. Y si en la foto no salen, no le importe… porque usted sabe que el lente de sus ojos lee a través del corazón y no le miente.
 
Y en el momento en que esos metros cuadrados, que unas horas antes fueron medidos y cuestionados en las calculadoras infames de la mediocre envidia, comenzaron a acariciar las palmas hacia el cielo… ellos bajaron como deslizándose…¿los vio también, no?
 
Si claro…lo vio a Atilio saltar al campo y a Scarone bajar entre el mar blanco de la tela, mientras Cascarilla, el Peta y Victorino se acomodaban las medias ya en el campo y el Hugo los miraba serio y concentrado…y Manga se acercaba despacito al arco…y bajaron Artime y De la Peña y saludaron al Cacho y se instalaron en su puesto…mientras Revelez y Ostolaza conversaban con los de ahora que serán mañana y si en las fotos digitales no se aprecian es porque la definición del corazón es infinitamente superior. Y seguían bajando… ¿los vio no?
 
Y cuando se iba el partido y se seguía peleando cada pelota como si fuera la primera, seguro los vio acompañando a cada uno de los que ayer si salieron en la digital. Solamente ellos y nosotros sabemos cuántos corrían a su lado. Como usted sabe, aunque el diario no lo muestre, quien estaba pegado a usted en la tribuna y agitaba el pañuelo y saludaba con el sombrero en mano mientras usted revoleaba lo que fuera.
 
Miles de manos transportando metros de amor. Cientos de piernas corriendo cada centímetro y cada pelota.
 
Guarde cualquier cosa tangible que pueda de este partido. Lo intangible ya está retratado en su alma y en la mía para siempre.
 
Cecilia810
 
Nota de decano.com: Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan el pensamiento de decano.com



Los villanos son otros

El astro rey nos acompaña en la entrada a Jardines del Hipódromo. Tras un doble vallado de seguridad la tribuna de la palmera… nos espera ( y hasta me salió con rima) y llegamos a ella acomodándonos sobre esas gradas que ya están calientes como para no desentonar sabiendo que el partido también será candente. No traje sombrero por lo cual una chalina a modo de improvisado turbante ayuda a aguantar los rayos de frente.

El mate que también pasó la revisación doble ayuda a medias para no deshidratarse. Ubicados detrás del banco de suplente de Nacional y cuando la tercera está jugando los últimos minutos delante se ubica una señora mayor. Tiene una camiseta tricolor gastada y porta una riñonera más ajada aún, y mientras trata de cuidar a una traviesa niña de ojos negros de no más de un metro de altura con más camiseta que cuerpo, canta las canciones de la Banda y aplaude, mientras también cubre su cabeza con una chalina o algo similar. A diferencia de la mía de un color intrascendente, en la de ella el Chino aparece mirándome sonriente. ( otra vez me quedó en rima).
 
Me dicen que el nuevo director técnico está en el palco. Bien. Técnico que debuta aunque no debute oficialmente no pierde, me digo, en un cambio repentino de frase hecha e utilitariamente inútil algunas veces. No importa, yo me entiendo, me digo mientras tomo el mate que me ceba mi esposo (que más vivo que yo si trajo gorro) y los suplentes ponen las camisetas como improvisados toldos sobre el cascoteado acrílico que los cubre.
 
El partido comienza y como se para medio pueblo, me paro mientras las gotas irreverentes empiezan a correr por la espalda. “Vamos lo pibes..vamos” grita un señor. “Es hoy Bava…” se escucha por ahí…Un muchacho fornido y con la camiseta en la cintura empieza a cantar a más no poder…Alguna nube piadosa se encarga de atemperar la cosa.
 
El juez empieza a hacer su denodado trabajo, mientras cuando se le da la gana el golero local se acuerda que tenía que haberse puestos otros botines y se toma todo el tiempo para hacerlo mientras el juez lo observa…se anuda uno…se anuda otro… y aunque el sol me encandila, por la Banda me entero que son de unos colores que sacan lo mejor de nosotros. El veterano de al lado está indignado y sube y baja el escalón diciendo…”No puede ser…nunca vi esto…cámbiatelos en el entretiempo…que vergüenza” Pienso en una idea loca si no será buena señal que esos colores estén rondando…
 
Después de esta demostración del golero dign


Cecilia 810

Cecilia es la lectura más esperada después de cada partido. Un bálsamo en los momentos difíciles y un tónico para acompañar la euforia




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