Por Recibimos y publicamos
5 Feb 2014
Manoel

El calendario, villano cruel que “eliminó” (según la prensa) a Peñarol de la Copa Sudamericana el año pasado, esta vez no pudo con Nacional. ¿Sorpresa? No.

El 8 de agosto de 2013 Peñarol recibió a Cobreloa por la Copa Sudamericana. El primer partido, en Chile, había sido 0 a 0. La prensa esperaba la clasificación del cuadro carbonero; sin embargo, los chilenos triunfaron por 2 a 0 en el estadio Centenario y eliminaron al cuadro uruguayo. El culpable apareció rápidamente en las páginas de Ovación y El Observador: “Expuestos por el calendario” [1], “Víctimas del calendario” [2]. Puede ser coincidencia. Pero es más creíble pensar que es el resultado de un hábil trabajo de comunicación para pautar ambos diarios.

En el segundo caso, la crítica del periodista Jorge Señorans fue durísima desde el primer párrafo, argumentando que Cobreloa estaba en rodaje, mientras Peñarol era un equipo en formación. Hay un argumento que, con los resultados vistos, termina siendo divertido, pero bastante útil para mostrar cómo trabajó la prensa. Dice la nota de El Observador: “Su entrenador tiene una idea de lo que pretende pero no contó con el tiempo suficiente para plasmarla”.

La verdad es que con tiempo o sin tiempo, Alonso nunca pudo plasmar esta idea y por algo fue cesado. Y la culpa, en vez de caer sobre el mal juego de Peñarol, cayó sobre el calendario.

Casi seis meses después, a Nacional le tocó enfrentar a Oriente Petrolero (ya “en rodaje” por el campeonato boliviano) por la primera fase de la Copa Libertadores. Cayó un martes en Bolivia por 1-0, un sábado por la primera fecha del torneo Clausura (con muchos suplentes y triunfo tricolor 2 a 0 sobre Racing) y el martes siguiente, 4 de febrero, conquistó la clasificación tras ganar el partido de vuelta por 2 a 0. Ahora no había “profetas” para pronosticar el pasado y hablar del calendario, éste cruel villano que eliminó al campeón uruguayo seis meses antes. En lugar de esto, Ovación [3] registra el triunfo sin hacer un análisis mientras El Observador, en nota de Luis Inzaurralde [4], atribuye la clasificación a la suerte y advierte que Nacional no va a llegar lejos. Porque el arquero Arias se mandó la gran Juan Castillo y porque un disparo de Hoyos (¿hay offside? Pareció que sí, aunque no pude sacar una conclusión) casi mató del corazón a la hinchada tricolor.

No es que las notas de Señorans y de Inzaurralde sean malas. Nada de esto. Cada cual intentó explicar, con su visión y también con sus opiniones, la eliminación de Peñarol y la clasificación de Nacional. El problema ocurre cuando se ponen las dos notas lado a lado y queda evidente la diferencia de tratamiento hacia uno y otro equipo. Se perdona a los eliminados, se da palo a los clasificados. Y para poner la frutilla, para Inzaurralde la derrota de Peñarol era… de los uruguayos. ¿Estaré exagerando? Para nada. “Mala costumbre de los uruguayos” [5] fue el título de la nota que trataba del partido entre Peñarol y Cobreloa.

Y antes que se pregunte si es lo mismo comparar la pretemporada de enero y la de julio, la respuesta está en el criterio de Señorans [2]: “Y en la Copa Sudamericana, como pasó a principios de año con la Copa Libertadores, se volvió a reiterar la experiencia”. Sí, son situaciones comparables, incluso porque son duelos eliminatorios, mano a mano.

En el caso de Nacional, hay que agregar un detalle más. Si se culpó el calendario en agosto, ¿qué decir de la situación de Nacional, con cinco jugadores suspendidos (y no es por la justicia deportiva) luego de una pelea en un torneo de pretemporada, sin valor práctico y con agresiones que empezaron por parte de jugadores del equipo rival? Peor: si mañana se levanta la suspensión, el único equipo perjudicado en partidos internacionales habrá sido Nacional.

Se confirmó lo que dije antes

Cuando la prensa culpó al calendario por la derrota de Peñarol, éste columnista escribió un artículo para decano.com criticando la conclusión [6]. Y muy poco modestamente, aun sin querer ser arrogante, afirma que estaba correcto cuando trajo algunos datos para análisis.

Al tratar del primer duelo de cada equipo uruguayo por la Copa Sudamericana año a año, encontramos que un 40% se clasificaba. Si tomamos los datos de la Copa Sudamericana 2013 y sumamos la primera fase de la Copa Libertadores 2014, tendremos cinco equipos uruguayos y apenas dos de ellos avanzan (River Plate el año pasado, Nacional ahora). O sea, 40%. [Nota: sí, son torneos distintos. Pero utilizamos el criterio de Señorans]

Pero también analizamos los rivales de la Copa Sudamericana según la nacionalidad. Textual: “solo hay una ventaja clara cuando se enfrenta con cuadros bolivianos (el número de Ecuador dice 100% pero hay uno solo enfrentamiento)”. Precisamente, aunque el torneo es otro, Nacional acaba de eliminar un rival boliviano, confirmando esta ventaja. Ninguna sorpresa.

Los “vrutos”

¡Qué falta sentía de compartir esta sección con los lectores de decano.com! Esta vez son dos “vrutos” livianitos, que no causan mucha gracia, pero igual vale la pena registrar. Y ambos de El Observador.

Danilo Costas analizó el desempeño de los delanteros extranjeros en Peñarol. Sobre Alejandro Martinuccio, escribió [7]: “Sus mejores momentos en el club fueron en la obtención del campeonato Uruguayo de 2011 y el vicecampeonato en la Libertadores de 2011, ambos torneos con Diego Aguirre”. Yo podría jurar que quien obtuvo el Campeonato Uruguayo de 2011 fue Nacional, dirigido por Juan Ramón Carrasco…

Pero el campeón esta vez es Luis Inzaurralde [4]: “Nacional no jugó bien si se analizan los 180’ de la serie ante los bolivianos, salvo esos primeros 20’ del martes, en los que los tricolores tuvieron una gran expresión futbolística y la decisión de ir a buscar el partido con actitud”. Nada personal contra el periodista o su análisis, pero es que ambos partidos se jugaron en días martes.

Manoel Castanho
(Periodista)


Manoel Castanho

Nacido en Rio de Janeiro, Manoel Castanho es periodista graduado por la Universidade de Brasilia. Hincha de Nacional por iniciativa propia desde los 10 años de edad, aprendió a amar la rica historia del club y estudia todo lo que cae en su mano para conocerla mejor. Su único vínculo con Uruguay es el amor por Nacional y gracias a esto tiene dos millones de amigos.




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