Por Agustín Bermúdez
12 Mar 2020
Libertadores2020

La Copa Libertadores vuelve a ser el bálsamo para Nacional, en este arranque de año dubitativo en lo local.

La Copa Libertadores vuelve a ser el bálsamo para Nacional. En este arranque de año dubitativo, con resultados que no han sido los mejores en el ámbito doméstico, y el juego en él debe, la competencia internacional vuelve a darle aire al Bolso, con la victoria uno a cero sobre Estudiante de Mérida, en la vuelta al Gran Parque Central.

El primer tiempo fue una clara demostración de que no siempre por sumar jugadores jóvenes, el equipo va a tener más dinámica y velocidad. En efecto, salvo por la presencia de Gonzalo Castro, el equipo que plantó en cancha Gustavo Munúa era de un promedio de edad muy bajo, pero no mostró cambios de ritmo, no desniveló en velocidad, y le costó generar jugadas de gol. Lo destacable, llego en un par de triangulaciones, primero, con el circuito Oliveros-Amaral-Castro, en una jugada que culmino en un centro, al que Vecino no llegó, o una contra muy bien trabajada entre Neves, Rodríguez y Amaral, en la que por porco no pudo definir el volante fernandino.

Estudiantes de Mérida, se plantó como un equipo paciente, de buen manejo de pelota, principalmente en sus hombres de la mitad de la cancha, batallador en defensa, y que esperó su oportunidad. En esa primera parte tuvo incluso la más clara. Un robo en la salida sobre la posesión de Neves, dejó un mano a mano de Rivas frente a Mejía, que el arquero panameño ganó. Venía incluso de desviar un potente tiro libre de Flores, un minuto antes. Justo es decir, que dentro de un panorama magro de juego, hubo dos penales no cobrados. Uno del arquero sobre Thiago Vecino, y otro muy claro sobre Guzmán Corujo

En la segunda etapa, el equipo lejos estuvo de ser uno que se llevara por delante al rival en los primeros minutos, que ejerciera una presión tal, que obligará a errores de los venezolanos. Mantuvo ese ritmo, por momentos cansino, de espera, que venía mostrando en la primera parte, y en el cuarto de hora inicial, solo tuvo una chance clara, en los pies de Santiago Rodríguez, tras una notable descarga de Amaral.

El diez se fue sustituido tras esa jugada, y quien ingreso por él, Claudio Yacob, terminó brindándole soluciones al técnico tricolor, máxime viendo cómo se dio el desenlace del juego. Por la posición del argentino en campo, tanto Neves como Carballo, pudieron adelantarse en el terreno, y desde sus pies se generó el gol de triunfo. Fue una jugada donde Nacional si pudo presionar con varios hombres a la defensa visitante, una pelota sucia fue rescatada por el propio Neves, y su cesión a Felipe Carballo terminó con un disparó potente, cruzado, inatajable para el arquero de Estudiantes.

El gol otorgó tranquilidad. Calma en un equipo que tuvo muchos momentos de imprecisión a lo largo de la noche, pero que no pasó por grandes problemas en los minutos finales, donde incluso pudo haber aumentado el tanteador. Sebastián Fernández, de buenos minutos en cancha, hizo un notable unipersonal desde la derecha al medio, y le sirvió el gol a Rodríguez, pero lamentablemente lo atoraron justo.

Para los que les gusta el futbol bien jugado, no fue ésta la mejor noche para encontrarlo. Para los amantes de él resultado, la Copa Libertadores marca que tenemos seis puntos sobre seis disputados, y el panorama hacia la próxima fase, en estos momentos es el mejor. Para mejorar en él juego, siempre es mejor hacerlo sobre una base de victorias. A festejar tricolores.

Agustín Bermúdez




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