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1 Feb 2024
Semblanza

Y llegué nomás a los 50 años de edad, medio siglo de relación con Nacional.

Y llegué nomás a los 50 años de edad, medio siglo de relación con Nacional. Como muchos, ya de niño, a impulso de padres o familiares, “tus colores se metieron en mi alma, para siempre mi querido Nacional…”.

De los primeros recuerdos, surge un cassette de audio dónde me piden nombrar jugadores de fútbol, y ahí menciono a Juan Ramón Carrasco. A los 3 o 4 años de edad no me imaginaba que luego lo iba a idolatrar, ignorarlo, volver a idolatrarlo, no quererlo más en Nacional, volver a idolatrarlo, etc.

Ya de niño me quedaron impregnados los nombres de Cascarilla Morales, Victorino, Espárrago, Rodolfo Rodríguez, Bica, De la Peña, como los próceres que me hacían aprender en la escuela. También recuerdo que en época escolar tenía un pañuelo blanco, que tenía el dibujo del patito Aguilera, cabeza con pelo Afrika look y cuerpo de pato.

Los años avanzaron, y la pasión fue aumentando. Pasé tiempos bravos viendo triunfos y festejos ajenos, hasta que llegó el año 1988. Coincidió que comencé a ir solo o con amigos al Estadio Centenario, y asistí a muchos partidos de la Copa Libertadores de ese año. De los goles que más grité, está el de Pinocho Vargas en la final contra Newell’s. La final de la Copa Intercontinental frente al PSV fue increíble, y pensar que otros que jactaban de ganar de atrás… A partir de esa campaña, pasé a categoría de leyendas a Hugo De León y al vasco Ostolaza.

Dely Valdés, a fuerza de sus goles, nos hizo el ganar el Campeonato Uruguayo de 1992, que venía siendo muy esquivo. Nacional salió campeón frente a Peñarol , quienes sus hinchas decían que el panameño se achicaba en los clásicos (ver golazo del 15/12/1992).

Luego vinieron años difíciles, con triunfos del tradicional adversario en la cancha y en los escritorios, pero eso me hizo afianzar aún más la condición de hincha.

Desde 1998 a la fecha la situación cambió, de aquella campaña liderada por Hugo De León como técnico y Rubén Sosa como capitán, Nacional recuperó el sitial que le corresponde, el que marca la historia. Recuerdo muchos goles clásicos de Peralta, del Chengue, del loco Abreu, del Morro, pero en materia de goles clásicos, el del chino Recoba en 2014, de atrás y en los descuentos, no tiene comparación.

También tuve la suerte de ver la vuelta de un jugador de elite mundial (Luis Suárez) al lugar dónde se formó.

Hoy con 50 años, mantengo las mismas ganas de acudir al Gran Parque Central, soñando con que Nacional vuelva a ganar títulos internacionales y confiado que este año, como marca la coincidencia del número, se obtenga el Campeonato Uruguayo número 50.

Diego Prestinari




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