El Talud

Luis querido, Dejo la razón de lado y te hablo con el corazón. Supe celebrar tres Libertadores, tres Intercontinentales e innumerables torneos donde participo nuestro querido Nacional y, con mis años -que no son pocos- aprendí a conformarme con ganar solamente campeonatos uruguayos o clásicos. El mundo ha cambiado y en ese aspecto estoy en sintonía: “antes éramos campeones y hoy somos los sinvergüenzas que caemos a picotear”, dice Jaime. A lo que me niego es al concepto humano de la persecución del dinero, la fama, la parafernalia y las luces, en detrimento de nuestros gustos más genuinos -que nada tienen que ver con la fama y el confort-. Ahí lo tenés al Chino Recoba -que supo estar en la cúspide del fútbol mundial- dándole una mano a su querido Nacional, aportando conocimiento, humildad y talento. ¿Cómo lo va a recordar la gente? ¿Por esos golazos que convirtió jugando en el Inter de Milán o por aquel tiro libre épico a Migliore? La gloria sigue y seguirá estando en Uruguay. (Parte 1)

ESTA PELÍCULA YA LA VÍ....pero cada nueva actualización viene con matices que la hace única e irrepetible. Cuando hace unos meses perdimos 5 a 0 con "los el trece", no me dio tristeza el abultado y bochornoso marcador, porque, a mi juicio, era el peor Nacional de la historia; un equipo sin sangre ni alma que había dejado escapar un torneo en el propio GPC, a manos de Fénix. La gran tristeza que me invadió fue que el Chino tendría presumiblemente una despedida amarga del fútbol y no me parecía un final justo para un virtuoso, para un artista.Ayer desde la lejana Ciudad de Panamá, me encerré en mi computadora durante varias horas para ver el antes, el durante y el después de esta fiesta gloriosa. Como todo fin de semana, la cita obligada era con Nacional. Solía ir a la Olímpica con otro gran bolso, pero el destino nos deparó diferentes rumbos, él partió hacia España, y yo para Panamá. Los otros días le comentaba algo acerca del equipo y en otras palabras me dijo: "¡estoy en otra!". Quizás seducido por las cejas femeninas de Cristiano Ronaldo y toda la parafernalia de los equipos ricos de la Madre Patria, sucumbió a sus encantos y se olvidó de sus raíces. Yo no puedo, ni siquiera lo intento. Ayer me encontré con Marcos en el supermercado y ambos coincidimos que teníamos que ganar el clásico. Al mediodía el Gordo Elías abandonaba el bar donde había terminado de comer y no me da vergüenza contar lo que le dije textualmente: "¡si perdemos me pegó un balazo en la bolas!". ¡Ese es el sentir del hincha! Habida cuenta de los once puntos de diferencia entre ambos equipos, ni siquiera era decoroso un empate; el mandato era la victoria impostergable.Hay clásicos que duelen, que quedan en la memoria y dejan una huella indeleble en propios y ajenos. El de ayer fue uno de ellos. Allá por 1979, Juan Carlos Ocampo abrió el marcador a los 20 minutos y tras ese gol, mi hermano Eduardo abrió su boca más que nunca, a pesar de sus jóvenes diecinueve años. Todo el clásico se la pasó "ladillando", mientras los hinchas "del trece" masticaban la bronca en silencio. Era tiempos en que ambas parcialidades todavía podían "convivir" en la misma tribuna. Quiso el destino que en una jugada confusa, el gran Venancio la mandó guardar en el último minuto y el viejo que estaba delante de nosotros, se dio vuelta y con la yugular a punto de explotar, sumado al tono carmín de su rostro, explotó violentamente: ¡¡GRITÁ AHORA!! Nos dimos vuelta y nos fuimos "silbando bajito" con tremendo dolor en el alma, mientras el viejo, a lo lejos, seguía con la cantaleta. Para mí ese clásico quedó aguaitado en mi memoria como el clásico del "¡grita ahora!", ¡y eso que fue empate!Por todas los recuerdos de aquel partido, aquel gol del mismo Venancio a Peñarol -con festejo dedicado al Cr. Damiani-, lleva un lugar de preferencia en mi corazón. ¿Quizás sea por la forma cómo lo festejó? Puede ser. https://www.youtube.com/watch?v=0Bp7_zRzByEAlgunos años después el Lucho Romero festejó el transitorio empate de la misma forma que Venancio y la cereza en el pastel de ese clásico la puso el Loco Abreu. Era demasiado como para olvidarlo: después de ir perdiendo dos a cero, darlo vuelta y como protagonista un "traidor".Volviendo al trámite adverso del partido de ayer, el empate de S. Fernández salvaba el honor y hasta por ahí nomás. Pero aparecieron los fantasmas del pasado, no muy lejano, por un lado y las ilusiones por otro, cuando el tiro libre se dio "en las puertas del área".Masticando la bronca -como el viejo del 1 a 1 del 79-, tuve que soportar en silencio las fanfarronadas del Tony Pacheco -como diciendo: "soy el uno"-, vendiendo groseramente la piel del oso antes de haberlo cazado, las bravuconadas del porteño en el arco y sucumbir en la humillación por caer derrotado ante un mediocre rival.Teníamos el empate y ese tiro libre era todo un "deja vu".Con ese gol, el Chino se sube al pedestal de los máximos ídolos tricolores de todas las épocas.¡¡Gracias Chino por tanta alegría!!