Por decano
23 Oct 2020
entrevista

Marco Vanzini se refirió a los clásicos, sus cruces con jugadores del tradicional rival y su lesión en los tendones de Aquiles.

Marco Vanzini estuvo en el programa “El dos uno” de DirecTV Sports con los clásicos como tema principal de la charla. El actual representante de futbolistas llegó en 1998 a Nacional y fue fundamental para lograr varios títulos y ganar clásicos importantes. Su primera etapa en el Decano fue hasta 2003, luego volvería en 2005-2007 a vestir la más gloriosa.

Sobre los clásicos aseguró que los vivía “de forma especial, y no hablo de dos días antes. Dos semanas antes ya lo estaba viviendo e imaginando. Jugaba el partido anterior de la misma forma que iba a jugar el clásico. Eso hacía que jugara de una manera especial, con una concentración al 100%. Por eso la gente me empezó a ver como un jugador clásico en Nacional. Un clásico está a la par de un campeonato”.

“Ser un jugador clásico significa que podés jugar 20 partidos al año a un nivel cinco puntos y llegan los clásicos y jugás un 10. Hay jugadores que he visto jugar de una manera en los 15 partidos anteriores al clásico, y en el clásico jugaban como si nunca hubiesen jugado al fútbol. Entra un poco la parte emocional, el miedo escénico, la responsabilidad y no saber llevar la presión”, agregó "el Palillo" sobre el partido más importante del fútbol uruguayo.

Pese a sus molestias físicas, los clásicos los jugaba igual: “Jugué varios prácticamente sin poder correr. Siempre tuve problemas con los tendones de Aquiles y me operaron de los dos. No podía correr en la semana y llegaba el partido y me olvidaba del dolor. Jugaba como si nada. La parte física en un clásico queda en un segundo plano”.

Consultado por los cruces con jugadores del tradicional rival, recordó uno con Pablo Bengoechea: “No me acuerdo qué le dije. Yo era compañero de Damián Rodríguez, que es de Rivera como Bengoechea y tenían una amistad. Era un clásico bastante hablado y le dijo a Damián: ‘Hablá con tu amigo y decile que me deje tranquilo porque me está enloqueciendo’. Damián le dijo que no iba a decirme nada. Que fuera él”.

Refiriéndose a su sentimiento hacia Peñarol expresó que “como hincha de Nacional siento una rivalidad deportiva. No es desprecio, pero sí deseos de que no gane. No percibo un odio, pero sí una rivalidad importante hacia mí después de haber pasado tantos años. Me retiré hace 12 años. El hincha de Peñarol en la calle me sigue identificando como un rival directo y es mutuo. Ahora los insultos son más suaves que cuando jugaba”.

Sobre el plantel actual de Nacional, se siente identificado con Gonzalo Bergessio “por su forma de jugar, lo que habla, lo que transmite a sus compañeros y al rival, y en los momentos del partido en los que aparece. Es un jugador que está pensando el partido y con toda la parte de personalidad metida dentro de la cancha”.

Con Daniel Carreño como entrenador, tuvo dos incidentes con Sebastián Eguren en los cuales “nos agarramos a las piñas. No está bueno y no me llena de orgullo. Al contrario; me da vergüenza porque hay pasos previos que hay que cumplir y no cumplimos. Me hago cargo”.

“No teníamos buena relación. No nos llevábamos bien. Él recién llegaba al club con una forma de ser y yo ya hacía muchos años que estaba en Nacional, con algunos logros en mi espalda. Veía que lo querían imponer en el equipo y eso potenciaba la mala relación que teníamos. Llegó un momento en el que la única alternativa era esa (tomarse a golpes) y pasó. Primero en el túnel en el entretiempo y la segunda cuando nos quedamos solos en el vestuario”, añadió sobre los problemas con su compañero de equipo.





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