Ante la adversidad

La Supercopa puede ser mucho más que otro título.

Nacional enfrentó problemas de todo tipo en el comienzo de este año. A la llegada de una directiva nueva que debió –y debe- enfrentar una dura situación económica se le sumó un nuevo cuerpo técnico y la llegada de diez jugadores que terminaron de conformar el nuevo plantel. Pero estos jugadores no llegaron juntos y tampoco lo hicieron en una forma física uniforme. Más aún, algunos como Gonzalo Bergessio llegaron sin pretemporada y con pocos días de trabajo junto a sus compañeros.

A esto debemos sumarle una lista importante de futbolistas lesionados –el domingo faltaron por este motivo Octavio Rivero y Gustavo Lorenzetti- lo que disminuyó el poder ofensivo de nuestro equipo en este segundo clásico 2019. No nos olvidamos de la lesión de Esteban Conde antes del primer encuentro ante Peñarol, ni la expulsión de Luis Mejía que llevó a debutar a Guillermo Centurión. Tampoco el problema –que nunca debió ocurrir- de las fichas médicas que sumó un problema a Eduardo Domínguez horas antes de su primer clásico.

No fueron pocos los problemas y las ventajas que dimos en estos dos primeros partidos clásicos. Por eso decíamos en la previa del domingo que no importaba la forma, que necesitábamos ganar como fuera. Eso fue lo que ocurrió, y eso es lo más importante en estas horas. Ahora tendremos tiempo para trabajar, para recuperar lesionados, para emparejar estados físicos y para crecer como equipo.

Por supuesto que hay mucho para hacer y para mejorar, pero Nacional se sobrepuso a todas las adversidades. Si hasta jugó con uno menos durante 35’ por la injusta –por exagerada- expulsión de Santiago Rodríguez. Esas dificultades superadas y la tranquilidad que tenemos en estas horas, hay que saber valorarlas y aprovecharlas. El año recién comienza y Nacional tiene mucho trabajo por delante, no solo en lo futbolístico. Que este nuevo título oficial –el 157- nos sirva para impulsarnos. Lo merecemos.

decano