Por Fermín Solana
3 Mar 2017
entrevista
Lasarte

Sin rodeos y sin cassette a la hora de responder.

"Algún choricito me van a guardar, no pasa nada", dice Martín Lasarte, que no está preocupado por el asado con los jugadores que se está perdiendo por contestar la entrevista para Decano en pleno campo de juego de Los Céspedes. El entrenador no es de los que anda con rodeos, ni un cassette puesto a la hora de responder. No tiene un personaje creado, se muestra tal cual es, transparente, directo, lo que lo torna casi un extraterrestre para el mundo del fútbol.

"Yo sé que mi forma de declarar, de decir lo que pienso a veces me puede jugar en contra, pero a mí eso me lo enseñaron acá, yo lo aprendí en Nacional", expresa el DT, un gran defensor de la institución que le dio la oportunidad de encontrarse con la gloria: "ser campeón de América y de la Intercontinental es algo que no lo cambió por toda la plata del mundo".

Lasarte recibió esa misma mañana una propuesta de trabajo del Deportivo de La Coruña, que en medio de la crisis en la que está sumergido recurrió a "Machete", como apodaron en su pasaje como jugador a fines de los ochenta, al que permanece hasta el día de hoy como ídolo del club. Sin embargo el ahora técnico tricolor declinó automáticamente la tentadora oferta, bajo la consigna de que no solo respeta los contratos, sino de que "en Nacional estamos bien y las cosas pintan lindas".

Le hicimos la siguiente nota, bajo el sol sofocante de febrero, una buena oportunidad para conocer la mentalidad de un técnico-hincha, empecinado en tratar de trasmitirle a sus jugadores parte de los valores que en 1988 lo llevaron a él junto a un grupo de jugadores de otra era, más romántica, a alcanzar el último logro supremo hasta ahora del club de nuestros amores.

El futbol siempre estuvo en tu vida, ya desde muy chico…

Nos apasionaba como a todos los chiquilines. Nosotros, digo nosotros en el caso de mi hermano y yo, teníamos los Talleres de Don Bosco en frente. En la mañana los Talleres y en la tarde ir a jugar al fútbol hasta que nos echaran los curas. No era solo colegio, era nuestra segunda casa. Estábamos todo el día ahí, tenían doscientas canchas. Siempre estábamos haciendo deporte.

En algún momento decidís jugar al fútbol, ¿tuviste el apoyo de tu familia?

Yo empecé a jugar allá por el año 78. Unos compañeros que iban al liceo me plantean si quería entrenar en la sexta, y empecé a ir. De hecho quedé en la selección y cuando estábamos a una semana de debutar, jugaba también en el campeonato de secundaria. Me apareció hepatitis y ese año no pude jugar. Además perdí el año por faltas, tuve que dar libre en verano. Cuando volví, sentí que había perdido un lugar que me había ganado. Tuve el apoyo de un gran entrenador para

mí y para muchos, Adelmar Casales, el padre de Jorge Casales el actual presidente de la Mesa de Primera División. No me utilizaban en Quinta y él dijo que tenía aptitud para jugar en Cuarta. Tenía mucha confianza se ve. Alternaba el estudio y jugar, hasta que en el año 80, Juan Eduardo Hobberg me plantea jugar en Primera. Seguí mechando con el estudio. Luego con los viajes todo fue más difícil. En primera división ya me lo tomé como una profesión.

Se dice también que el que jugaba bien en serio era tu hermano…

Esa es la famosa frase. Jugaba bien, es verdad, jugaba de 9 y bueno… Después sufrió un cambio, se volvió muy grande y pasó de ser un delantero a volante central y luego a zaguero en otro momento. Estudiaba y prefirió alternar el fútbol más como una pasión a nivel universitario. Inclusive le toco ir a alguna “Universiada” a defender a Uruguay.

Como jugador, ¿qué recuerdo tenés del 88, Libertadores?

Tremendo porque nosotros empezamos con muchas dificultades. Hicimos una gira de un mes por Centroamérica porque mantener el equipo en Montevideo era muy costoso, entonces había que hacer algo para generar ingresos. Me acuerdo hasta la indumentaria que usamos, muy rústica para la época. Era la primera vez que viajaba en avión. Esto fue antes de la Copa, mucho antes. Después vino la Supercopa, ganamos algún partido y el equipo demostraba algo, daba buenas sensaciones. El equipo fue mejorando a medida que jugábamos.

¿Qué sensación te generó el momento en que perdés el puesto?

El futbolista -a uno le pasa como entrenador y lo entiende- quiere jugar siempre. Yo no fui la excepción. Me sentía muy bien, dentro de mis límites daba el máximo. Habíamos pasado la primera fase, y la segunda. En el segundo partido con Católica me lesionó Lucas Tudor (con quien luego nos hicimos amigos en Chile). No me permitió participar en la siguiente fase ni siquiera como suplente. Vino Hugo (De León) luego y hay que ser inteligente y ver la realidad: nos permitió llegar a un lugar al que quizás no habríamos llegado.

Viéndolo como técnico, la llegada de un jugador como de León, ¿se puede hacer un paralelismo con alguien de la actualidad? ¿hay jugadores así ahora?

Nosotros teníamos un jugador que era super importante desde su capacidad que era Santiago Ostolaza. Tenía una capacidad de liderazgo que era muy grande. Incluso siendo menor que yo aglutinaba muy bien a la gente. Hugo tenía otro liderazgo que era el de su talento, su calidad, emanaba una calidad impresionante. Entonces al final teníamos dos tipos con esas características de liderazgo impresionante.

También Jorge Cardaccio. ¿No?

Quizás también lo tenía, esa entrega constante, nunca aflojar. El Bocha tenía mucho de Santiago y del Hugo también. La calidad era la del Hugo, la de Yubert Lemos, o de Pinocho.

Ese plantel era formado con gente más grande, más experiente de lo que son ahora…

Si, teníamos un promedio de 26 o 27 años

Eran jugadores de un perfil más bajo, hoy en día se habla más de millones y de pases a Europa y demás, sin embargo ese plantel ganó una Libertadores. ¿Qué tan lejos estamos de eso?

Todo aquello que pasó fue precioso, pero la realidad es la realidad. De hecho no nos enfrentamos a ningún brasileño. Nos enfrentamos solo a un argentino, más allá que lo repetimos. Nacional en la copa anterior, por ejemplo, se enfrentó a tres brasileños y a un argentino. Es más difícil, más complicado. En su momento vinimos muchos jugadores de equipos chicos, que por ahí nos habíamos destacado en el medio local y eso nos dio la posibilidad de llegar a Nacional. Dentro de un ámbito de madurez de edad buena. Seguramente en las circunstancias de hoy, es probable que muchos de esos hubiéramos ido al exterior. El fútbol era distinto.

¿Te da la sensación de verlo como algo más artesanal, a mucho huevo y corazón?

No sé como lo recuerda la gente. Los recuerdos son personales y poco objetivos. Yo recuerdo a ese Nacional como un equipo con una personalidad fortísima, con una impronta ganadora alta. El mejor equipo en el que estuve o dirigí a nivel de juego aéreo. Un juego aéreo extraordinario en las dos áreas. La cuota de calidad y los momentos de algunos compañeros. Jorge Seré en el arco, Daniel Revelez, lo del Hugo no hace falta destacarlo, Santiago, el Bocha, la cuota de calidad de Yubert, la cuota de gol de Pinocho Vargas y del Pato Castro. Carlitos de Lima que tenía un empuje y una voluntad enorme. Algún gol importante también hizo, pero le daba al equipo una valentía, una personalidad, un juego aéreo importante.

Hoy en día imagino que debe de ser más complicado, los jugadores todo el tiempo están con el tema del pase en la cabeza, el caso de Rodrigo Amaral es un claro ejemplo.

Es más complicado, porque de hecho uno no deja de sorprenderse. De hecho es lo correcto, lo que tiene que pasar, uno le plantea a un chico una situación que pasó hace casi 30 años y es difícil de entender. Hay cosas que se pueden transmitir, vivencias, ese sentimiento que había en el equipo. Capaz que no éramos los mejores a nivel estético, pero teníamos la oportunidad, ¿por qué no aprovecharla? Tal vez alguno tiene más presupuesto o mejores jugadores, pero a la hora de un partido, son 90 minutos y si tenés la suerte de pasar el grupo es de ida y vuelta. Depende de nosotros, de cómo trabajemos y que nos la creamos. Y además la gente está metida y eso se siente mucho.

En España te pusieron “Machete.”

Aquel del Depor era un equipo muy vistoso, pero frio de temple y yo cumplía el rol como de sheriff. Fue una etapa divina, nació mi hija, vivimos muy felices. Me tocó en

una etapa en la cual lo viví de otra manera, desde otro lugar. Mi mejor etapa como jugador fue a partir de los 28.

Y ahora, ¿te querían como técnico?

No es que me quisieran, hubo un contacto sí, sienten que puede haber alguna dificultad y si la hay sienten que tienen que maniobrar y cambiar. Yo siento que no es el momento.

¿Cómo se le dice que no a esa oportunidad de volver al fútbol español?

No todo lo que reluce es oro. Mira que hay equipos españoles que están complicados también. Pero más allá de eso, ni siquiera entramos en ese terreno. Tenía clarísimo que no da, hoy no da, pero hoy vamos 3 partidos, vamos primeros, está la copa para empezar, un grupo lindo, la gente que está apoyando. Me duele por el Deportivo porque me gustaría que le fuera bien, pero hoy no es.

¿Cómo fue la experiencia de la Real Sociedad?

Muy buena, llegamos en la segunda división, los jugadores estaban muertos, la gente estaba caliente con el club. Pero teníamos algo parecido a lo de Nacional hoy, un grupo muy bueno, con mucho sentido de pertenencia. El arquero era Claudio Bravo, apareció Antoine Griezman. Subimos bien, como campeones y luego logramos el primer objetivo que era mantener al equipo en primera división.

Cuando se habla de tu trayectoria, se recuerda como mérito que promoviste a Luis Suárez y a Antoine Griezman. ¿Te atribuís lo del salteño como mérito o fue algo natural?

Creo que lo que ocurrió es que tuve la fortuna de estar en el camino de él. Suárez iba a ser un fenómeno igual. Podría haber tardado más o menos. Fue Ricardo Perdomo al que en una charla le pregunté por algunos juveniles y me dijo “subí a Suárez”. Siempre lo digo, fue Ricardo. Tal vez el mérito que sí tuvimos, fue el de haber participado en esa inversión, darle algún consejo y sobre todo mantenerlo en el equipo en algún momento delicado. Era un chico de 18 años que erraba goles, ese tal vez es el mérito más grande que tenemos.

Esa racha negativa duró 5 partidos como mucho, sin embargo están los que quieren instalar que Suarez fue rechazado por la gente de Nacional…

Tampoco fue que todos los partidos fueron así. El primer partido fue bueno, el segundo bueno, el tercero más o menos, el cuarto bueno. Alguno le decía alguna cosa pero era tan fuerte de cabeza que salió adelante. Hizo un gol, luego dos y así y se acabó la historia. Metió ese gol contra Defensor, luego el del clásico, también contra Rocha en las finales.

Con Chile tenés una relación especial también…

Fue una linda etapa, fue un fútbol distinto, mucho más rápido, vistoso, se juega bien. Se compite menos que acá, nosotros competimos mejor, pero intentan asociarse

siempre, de buen pie, buenas canchas. Competimos bien. Con la Católica llegamos a una semifinal de Copa Sudamericana con el San Pablo que fue campeón y empatamos los dos partidos. Con la U salimos campeones de la Copa de Chile, Supercopa y la Liga. Hoy nos recuerdan como el último campeón y también se promovió algún chico que no llegaron a ser como Suárez pero están en la selección chilena.

A la católica la agarraste meada mal…

Lo de la Católica fue muy cruel. De enero a diciembre hicimos 77 puntos y el segundo hizo 70 y no ganamos nada. Siendo el mejor -para mí al menos-, nos tocó la crueldad de no verlo reflejado con un título. Tener el titulo es muy importante para todos. Hoy la sensación es positiva pero en ese momento estar por encima de todos y no ganar nada fue duro, se nos limitó y terminó el trabajo. La U vio ese trabajo y nos llevó con ellos y ahí sí fuimos campeones

En El Talud de decano.com hay todo tipo de comentarios. Dentro de eso el cuestionamiento de este periodo que se te hace es que no le estarías dando lugar a los juveniles. Sobre todo hacen referencia a la situación de Felipe Carballo.

Es verdad, está bien, me parece bárbaro. Esto me lo enseño Sergio Markarián. Esto es un triángulo de tres esquinas. Las tres esquinas no se juntan. Ganar, presupuesto y desarrollo. Nacional precisaba ganar. Ponele que yo hubiera desarrollado los juveniles y no hubiéramos ganado; hoy ya no estaría acá. Las cosas hay que mirarlas como son, es muy lindo y divertido, pero esto es para ganar. Uno entendió que había que posponer, no a Carballo -en este caso que es el involucrado- por un capricho sino porque entendí que había otro que era mejor. Teníamos un campeonato corto con una sola competencia y no teníamos margen para darle lugar a todos. Hoy subimos a Agustín Rogel y Matías Viña y veremos en el recorrido el lugar que tienen. Es raro eso también que sucede. Hoy en día de los 5 mejores jugadores del mundo, hay dos que los hice debutar yo, en la selección chilena hay varios que hice debutar yo. Pero hoy tenemos un grupo más amplio, con mayor desarrollo de la edad y en este periodo que pasó tal vez no hubo tanta oportunidad. Pero la llevo, entiendo que pueda ser una falencia, porque además es uno de los elementos que maneja uno como objetivos, pero hay otros primero.

Gustavo Munúa tenía como una idea de juego más vistosa, queda eso en el hincha y que tus planteos son más eficientes pero un poco más conservadores.

Esa me la llevo. Hay Mourinhos y hay Guardiolas, hay Bilardos y ha Menottis, y habrá otros. No me pongo en esto porque no quiero estar en la otra punta, pero lo he dicho mil veces: el equipo de Gustavo me encantaba. La Copa que hizo me pareció extraordinaria. Pero ahora le toca a uno. Siempre digo lo mismo: para que un entrenador copie a otro entrenador, mejor traigan a ese otro. Yo no voy a copiar, yo hago mi trabajo. Hay algo que siempre me llamó la atención y es cuando la gente cuestiona al salir campeón, es raro, si no salieras, te la llevo, pero al salir campeón es raro. De todos modos es algo que ya me pasó en Nacional y que tengo incorporado y ya tengo 3 campeonatos. Yo tengo un perfil bajo, me vendo mal, hablo de los errores, lo digo públicamente, no tengo cassette. Si jugamos mal lo digo. Creo que es un valor de Nacional, ser valiente. Muchos no lo ven así.

¿Quiénes son tus referentes dentro del club?

Cuando vine acá tuve a Mario Garbarino como directivo. Dante Iocco un día pasó de casualidad, lo invitamos a almorzar y ganamos y lo empezamos a invitar todos los partidos como cábala. Nos marcó un montón de cosas. Hinchas de Nacional, familias, que te lo plantean desde un lugar apasionado, pero razonado. Hoy hay mucha pasión desbordada, a veces hay que pensar un poco más las cosas.

¿Crees que hoy en día está un poco exacerbada la cuestión de la rivalidad?

Vuelvo a lo mismo. Es más fácil ser simpático. Peñarol es el rival de siempre, punto. Hay que ganarle siempre, punto. Todo lo demás forma parte de una historia que no la logro entender. Hay temas como el decanato y demás que serán tema de eterna discusión. Uno sabe cómo es, tal vez otros piensan diferente. Y bueno ta, ¿qué vas a hacer? Pero esto no deja de ser una disputa deportiva, sino uno tendría que estar peleando en la calle todo el tiempo.

El Morro una vez nos contó que en un restaurante, yendo al baño pasó por la cocina y de casualidad vio como le escupían la comida.

Mirá que esas cosas pasan. Pasa por ejemplo que no te atienden, o te atienden primero por ser el técnico de Nacional. Y uno no se siente cómodo ni con una situación ni con otra. En Chile no pasa tanto esto, en España tampoco. Varias veces me han comentado que la relación de Nacional y Peñarol en Montevideo es muy similar a la de Rosario Central y Newells en Rosario.

¿A qué punto sienten el respaldo de la gente hoy? ¿Eso realmente le hace una diferencia al plantel y a Uds.? ¿Cómo ves a la hinchada hoy a diferencia de cuando eras jugador?

Para ir rápido, el otro día en el partido con Danubio, la verdad, fue que la gente nos llevó en andas. Es cierto que el equipo daba la energía y la sensación de que “vamos a ganar como sea”. Y creo que la gente también de alguna manera nos dio, nos alentaba, gritaban, a los que entraban, a los que salían, y alentaban, fue un partido extraordinario. Me pareció un partido de Copa de los de antes, fue extraordinario. Y el otro día en Colonia, con otras prestaciones, con más dificultad que otras veces y el partido se empezó a complicar y la gente alentó otra vez, empujó. El Parque Central la verdad se ha transformado en un reducto muy complicado para los rivales. El público de Nacional en el Parque impone.

Hay que trasladarlo a la Libertadores también.

Claro, son otros rivales también. Con eso solo no se gana. Con eso solo no, pero ayuda y mucho. Es un contagio mutuo.

Desde afuera se ve que tenemos un plantel unido, un buen plantel. Imagino que te genera complicación a la hora de decidir, pero creo que es positiva.

Yo la veo como algo positivo. El hecho de contar con tan buenos futbolistas y que en teoría no se resienta el colectivo en un momento que tengamos alguna dificultad como una sanción, lesión, bajo rendimiento, eso es un valor agregado. Mucho más cuando tengamos la necesidad al tener que alternar con ambas competencias a la vez. Yo pongo al que esté mejor. Pero claro, cuando hay situaciones muy igualadas, es difícil y bueno ahí hay que hilar más fino, ver quién te aporta más, quien hace más goles, quien centra mejor, quien tácticamente te aporta más, quien se asocia mejor en el juego, pero en líneas generales vamos a poner a quien este mejor.

Rodrigo Aguirre te sorprendió gratamente…

La verdad que si, por encima de lo que yo esperaba.

¿Por qué se dijo que no lo habías pedido?

Es verdad, nosotros queríamos un “nueve, nueve”. No es que no pueda jugar de nueve, pero no es donde se siente más cómodo. Se siente más cómodo como segundo delantero. Que no lo haya pedido no lo invalida. No pedí al Tata y eso tampoco lo invalida. No pedirlo no significa que no me guste. Está clarísimo que llegó porque se dio la circunstancia pero al pasar hay que aprovecharla. Para ser más gráfico aún: si se hubiera dado la posibilidad del Pelado Cáceres, son jugadores que lógicamente si están en la vuelta uno no los puede rechazar. Desde ese lugar estamos contentos con Rodrigo. Se ha adaptado muy bien al grupo, el grupo se ha adaptado muy bien a él. Ahora estamos un poco en el periodo en el que Rodrigo va hacia ser titular porque su nivel da la sensación de ir a más.

Lo de Amaral es una cosa frustrante, no sólo lo de estos últimos días, sino la situación general de él. Pasan los técnicos y no juega, no cambia su aspecto físico, etc.

Ese es el problema. El carga con una dificultad genética y de repente en algún momento con un tema de voluntad, pero eso no lo sé, yo no estoy en la vida íntima de Rodrigo. Yo sé que el acá entrenaba bien, incluso hubo un par de semanas donde había adelgazado, estábamos muy ilusionados. Lo pusimos en algún partido unos minutos, no tuvo buenas prestaciones y bueno… el fútbol tiene eso, perdés dos partidos y quedás afuera. La gente quizás lo ve desde un foco un poco más general, nosotros no tenemos mucho margen. El tema del peso siempre genera dificultad. Luego vino la selección juvenil y nos pareció adecuado que se enfocara en la selección, que perdiera a Nacional un poco de vista por un tiempo, por lo menos en este semestre. Luego ocurrió lo que ocurrió ahora, nosotros tenemos un punto de vista diferente, no digo que sea el correcto, a la decisión que se tomó. No tengo más para decir sobre que fuera a hacer una preparación extra el plantel, no me parece adecuada. Es un jugador de fútbol que tiene algunas dificultades pero me parece que las puede superar perfectamente junto a los compañeros. Ese trabajo ya lo hizo acá y no ha funcionado, también lo intentó afuera y tampoco ha funcionado. Las recetas mágicas no existen y profesionales adosados hay de sobra en Nacional, esto no invalida a los colegas que van a llevar adelante esto, ellos no tienen la culpa, pero mi opinión como ex deportista y entrenador es que Rodrigo

debería hacerlo con nosotros, de hecho hay un aspecto que no estamos midiendo y es la relación de él con 10 tipos más, esto es un deporte colectivo, no es individual, no es tenis o boxeo, es el rey de los deportes colectivos. Además de entrenar individualmente tiene que trabajar a nivel colectivo.

Una vez Santiago Ostolaza dijo que le erraron por 10 años con el dinero. Que si hubieran salido campeones en el 98 en lugar del 88, hoy serian millonarios. ¿Hubieras preferido el dinero o la gloria?

La plata en el futbol profesional es importante, yo aproveché la situación y me fui a España luego de ser campeones. Y me fui por ser Campeón de América y del Mundo, esa es una realidad. Ahora, la gloria no te la quita nadie. ¿Cuánto vale ser Campeón de América y del mundo? Hoy pagaría si pudiera por serlo. Pero Santiago tiene razón, estuvimos en una época rudimentaria, más romántica capaz. Nos perdimos todo esto de hoy en día, pero ganamos aquello de esos días. La Copa Libertadores que te mandaban chiquilinas a los hoteles, no te dejaban dormir de noche, que te apretaban en un aeropuerto, hoy eso no pasa tanto, pero bueno, estaba bueno, te hacía más fuerte, te hacía casi invulnerable.

Siempre se habla del partido con Millonarios.

Ese partido fue tremendo. Con América de Cali fue peor, en las semifinales. Nos mandaron chicas al hotel, nos apretaban, el hotel estaba rodeado de gente, estaba colapsado, Todos te miraban feo. Terminó el partido y no quedaba nadie en el hotel, todos se habían ido. Me acuerdo que nos bañamos vestidos, de zapatos, nos tiramos a la piscina, fue bárbaro.

Aprovechando que sos un tipo sin cassette, ¿qué opinas de los medios deportivos uruguayos? Sin nombres, a nivel general.

Lo que pasa es que uno termina comparando con otros medios de otras partes. Y desde ese lugar no sale tan mal parada. En Chile por ejemplo hay periodistas muy buenos pero también hay algunos muy complicados, donde los aspectos que se manejan y se valoran son todos los que no están vinculados al juego. Que hacés en tu vida íntima, que hacés en tus ratos libres, para valorarlo o criticarlo. Creo que en Uruguay en ese aspecto, por suerte, aún estamos medio en pañales. Sí hay gente que se encarga de eso, pero por suerte no tienen tanta difusión y si lo tiene más la parte deportiva. Otra cosa que si siento y se lo dije no hace mucho a Martín Charquero y Diego Jokas al aire, que hace 10 años atrás, algunos comentaban que de los medios se hablaba mucho mejor de Peñarol que de Nacional y yo le dije que no, y luego como observador, durante 10 años, me di cuenta que sí, que sucedía y discutí con ellos eso, creo que es verdad. Es una sensación que tengo y no se a que se debe, pero creo que es así y no lo puedo negar. Es mi sensación, otros dirán que no y yo respeto, pero que respeten mi opinión. La opinión de Martin Lasarte es que si, que existen diferencias en ese aspecto, es mi opinión y la respetan. ¿Por qué? Porque tengo un montón de elementos a lo largo de un tiempo que me demuestran que es así, como protagonista y como observador también, porque yo he estado desde afuera mucho tiempo.

Cuando lo decís te llaman perseguido.

Si claro, yo ya estuve acá y tenía una postura diferente, porque era mi primera oportunidad y porque me parecía que era así, pero luego me empecé a dar cuenta a veces con cuestiones muy chiquitas y con matices muy pequeños. Siempre entendiendo que es muy difícil contentar a dos pasiones tan grandes como lo son Nacional y Peñarol, es una realidad. Más allá de eso, creo ser un tipo razonable, bastante frío y autocrítico, pero desde ese lugar siento que esa situación se da, que hay una cierta tendencia a darles (a Peñarol) un poco de empuje o menos pisotón ante algunas situaciones negativas, que lo que ocurre con Nacional.

Fermín Solana




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