Por Cecilia810
12 Mar 2018
Cecilia

Dijiste adiós una noche y juraste que, aún convertido en polvo, ibas a estar.

Este sábado tu nombre de a poco se fue pintando con las manos al cielo desde la Scarone hacia la tribuna que te recuerda. Como te recuerda la bandera que clama que se juegue por tu sangre. Esa que derramaste en el medio de la cancha querida, de nuestra cancha, donde decidiste que el corazón dejara de latir dentro tuyo para empezar a latir en cada grito de gol desde ese segundo, el último de tu vida terrenal y el primero de tu leyenda.

El viento seguramente fuera igual de parecido, el silencio más silencio y la oscuridad mucho más oscura.

Donde los partidos comienzan, donde se para la pelota, donde se entreveran, ahí, en el corazón del campo, allí mismo empezó el tuyo a convertirse en el amante eterno en esa noche ya hace un siglo.

Nos acusan mediocremente de exaltar tu proceder, pero no saben o no quieren saber que nuestra misión  es honrarte por tus hazañas deportivas y por tu amor incondicional. Tan amor y tan incondicional a estos colores, que duele.  Les duele. Y buscan excusas pero paradójicamente se le pone tu nombre a un torneo.

Pero nosotros no precisamos esas excusas ni tu nombre en un torneo para recordar ni por un instante lo mucho que has querido a Nacional. Y lo que significa tu figura para propios y más aún para ajenos. Por eso nunca te diremos adiós para siempre sino que por siempre te clamaremos presente.

Y tu nombre se mantiene enhiesto como se mantuvo en las manos de la tribuna hasta que el equipo salió a la cancha y como se mantuvo coreado al viento mientras acariciaba tu bandera. Sabemos que levantaste la camiseta con Santamaría y gritaste con nosotros los goles y te ofuscaste por las injusticias y te prendiste en un nudo apretado en las piernas de los que corrían por tu Nacional en este tiempo, nuestro tiempo, pero que también sigue siendo el tuyo como si un siglo no hubiera ya pasado, Abdón. Como si esa noche fuera ayer y sea mañana, porque así son de eternos los amantes.

Cecilia810

Cecilia 810

Cecilia es la lectura más esperada después de cada partido. Un bálsamo en los momentos difíciles y un tónico para acompañar la euforia




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