Sabemos que tenemos el cofre aún lleno de gemas propias.
Salieron despacio acompañando del brazo a aquellos cuyas piernas llevan muchos años de camino y mucho, mucho de amor al Bolso en sus hombros gastados.
Hicieron después un túnel humano para homenajear a quien durante muchos años en su puesto estuvo a cargo de cosas que no se ven pero que son muy importantes.
Entonces se pararon en el medio de la cancha y cuando arrancó el partido una nueva página se comenzó a escribir en el viejo recinto cargado de mucha, mucha historia.
Y para sopesar que se homenajeaban los años, la historia y el amor eterno en los huesos cansados, fue la juventud la protagonista de la tarde noche.
Y a modo de obsequio la cantera abrió el codiciado cofre, buscó entre sus joyas y pulió tres goles para regalarles y regalarnos.
Vaya paradoja.
Lo efímero nos gobierna y desde el poder del dinero el negocio se vuelve cruel para el hincha, y nos vuelve espectadores de fugaces momentos y de breves historias. Ya los equipos no se repiten de memoria en esta parte del mundo y durante tiempos largos, los períodos de pases son cada vez más turbulentos y entonces jugamos ayer sin saber a quien vamos a ver salir del túnel el próximo partido. Desde el capitán al numero nueve, y aún cuando la canción dice que los jugadores pasarán esta vorágine es demasiado cruel para los huesos de cualquier hincha.
En una semana perdimos, ganamos, festejamos y nos preocupamos. Jugadores, partidos, abuelos, futuro. Mezcle Ud. como quiera.
En una semana en la que se habló mucho, de mucho dinero y donde no sabemos si podemos incorporar a alguien o si perdemos a varios, nos aferramos entonces a lo positivo.
Sabemos que tenemos el cofre aún lleno de gemas propias. Pero habrá que cuidarlas y estar cada vez más atentos a ese cofre.