Por Manoel Castanho
15 Ene 2017
Manoel

Hay cosas que los hinchas no hacen cuando sus madres los ven. Pelearse en estadios es una de ellas.

Recife es una ciudad del noreste brasilero, conocida por su centro histórico y por las magníficas playas (y en alguna de ellas hay tiburones) que hay en la ciudad y en los alrededores. También se destaca por la violencia: la tasa de homicidios en 2014 fue de 39,2 por 100 mil habitantes, pero lo más espantoso es que este número, ya muy alto, representa una caída de nada menos que 47% en 10 años. Como comparación, la tasa de homicidios en Montevideo el año 2015 fue de 14,3 por 100 mil habitantes.

En el fútbol, son tres los principales equipos locales: Sport, Santa Cruz y Náutico, equipos que normalmente alternan entre la primera y segunda divisiones de Brasil. Y como se puede imaginar, la rivalidad entre las hinchadas es bastante fuerte. Y la violencia, esta que los dirigentes se lavan las manos y dicen que está presente en la sociedad, por supuesto estaba en el fútbol también. Allí los integrantes de barras tienen prohibido entrar al estadio con cualquier cosa que caracterice una barra: camisetas, banderas, bombos, etc.

En mayo de 2014, en un partido de Santa Cruz contra Paraná, con presencia de hinchas del Sport alentando a los visitantes, se produjo un homicidio cuya noticia corrió el mundo por lo inusitado: los hinchas de Santa Cruz que se encontraban en la parte alta de la tribuna tiraron un inodoro contra algunos hinchas que estaban afuera. La incidencia terminó con tres heridos y un muerto, Paulo Ricardo Gomes da Silva, de 26 años. Peor: el delegado de policía José Silvestre dijo que no era la primera vez que se tiraba un inodoro o un extintor de incendio contra alguien que estaba afuera o contra la misma policía. En este caso específico, un año y cuatro meses después, tres hinchas de Santa Cruz fueron condenados con penas entre 22 y 28 años de prisión.

La violencia también estuvo presente en el primer clásico de 2015, disputado entre Sport y Santa Cruz. En el metro, hubo depredación; fuera del estadio, peleas entre hinchas. En medio a todo esto, la agencia Ogilvy Brasil tuvo una idea sorprendente. Uno puede mirarla y pensar que hay un exceso de lirismo; otro puede pensar que es imposible de ejecutar. Y uno podría dar varios motivos más para no realizarla. Pero la idea era sencilla, demandaba algún entrenamiento y al fin se realizó con éxito.

Sucedió en febrero de 2015. Un partido entre Sport y Náutico se iba a jugar en la Arena Pernambuco – estadio del mundial 2014-. Es el mismo estadio donde este año jugaron Brasil y Uruguay por las Eliminatorias, y no es la “casa” de ninguno de los tres principales equipos recifenses (cada cual tiene su estadio). Los barras, escoltados por la policía, empezaron a entrar al estadio, empezaron con sus gritos de guerra y… se encontraron con sus madres. Evidentemente, esto tomó a todos de sorpresa.

Treinta madres se quedaron en el sector a donde normalmente va la barra. Todas identificadas con chalecos de seguridad y ubicadas entre los hinchas de Sport. Ellas recibieron un entrenamiento de los responsables por la seguridad del Arena y también de la policía militar. También conocieron el centro de control del estadio, donde pasan las imágenes de las cámaras de seguridad (en Uruguay esto se discute hace años y poco o nada se avanza).

Las reacciones de los hinchas fueron las más diferentes. Según relatos de prensa, hubo hinchas que no pudieron contener las lágrimas. Todos abrazaron a sus madres. Pero esto no fue todo. En la pantalla del estadio se exhibió un video con las madres pidiendo paz, y una frase de efecto al finalizar: “Hay cosas que los hinchas no hacen cuando sus madres los ven. Pelearse en estadios es una de ellas”. El equipo de Sport entró en campo con un anuncio: “Hoy las madres hacen la seguridad de los hinchas. Respétenlas”. Hubo algún vehículo de comunicación que entrevistó a barras y sus madres. La idea fue aprobada por los hinchas. En campo, Sport venció por 1 a 0.

Después de esto, la acción no se repitió. La violencia, como es de imaginarse, volvió a mostrarse en el fútbol pernambucano. El clásico entre Sport y Santa Cruz, menos de dos meses después, fue marcado por peleas de hinchas antes del partido – aún con escolta policial – y durante la entrada al estadio Ilha do Retiro – la cancha del Sport.

Pero aquel día de febrero, en el Arena Pernambuco, todo trascurrió en paz. Claro que gran parte del éxito de la campaña se debió a la sorpresa, sumado al amor que uno tiene por su madre, y todo esto hizo que la fragilidad materna pudiera más que la fuerza de la representación policial, sus palos y balas de goma. Y esto partió de una agencia de publicidad, no de una autoridad policial o de algún ministro.

¿Será la idea demasiado lírica? Posiblemente. Pero un clásico con la tribuna Olímpica vacía…, ¿por qué no intentar una vez? No estamos hablando de una Ámsterdam o de una Colombes y sí de una Olímpica. ¿Será que la idea no podría tener éxito en Montevideo, una ciudad bastante más pacífica que Recife?

Manoel Castanho

Manoel Castanho

Nacido en Rio de Janeiro, Manoel Castanho es periodista graduado por la Universidade de Brasilia. Hincha de Nacional por iniciativa propia desde los 10 años de edad, aprendió a amar la rica historia del club y estudia todo lo que cae en su mano para conocerla mejor. Su único vínculo con Uruguay es el amor por Nacional y gracias a esto tiene dos millones de amigos.




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