Por Manoel Castanho
15 Nov 2016
Manoel

Aprieta mi mano y vamos a construir un país en el que cada cual pueda gritar por su cuadro sin ser molestado.

Los colores de Nacional son rojo, azul y blanco. Son los colores utilizados en la bandera de Artigas, máximo prócer de la nación a que hace referencia el nombre Nacional. Varios autores dicen que Artigas utilizó los colores de la bandera de Francia, país que había pasado por una reciente revolución y cuyo pensamiento influenció la lucha por la independencia en varios países de Latinoamérica.

La revolución tuvo como lema “Libertad, igualdad, fraternidad”, un lema que aparece en la literatura francesa desde el siglo XVI.

Libertad

Dijo Rosa Luxemburgo que "la libertad siempre ha sido y es la libertad para aquellos que piensen diferente". Y volviendo a Artigas, el prócer también dijo que “con libertad, ni ofendo ni temo” y grabó esta frase en el escudo de armas de la provincia oriental.

Libertad significa que los parciales de Peñarol tienen todo el derecho de festejar el aniversario del CURCC todos los años y en la fecha que quieran. Y los de Nacional tienen todo el derecho de discutir el decanato y cuestionar la fecha. De hecho, en este debate, no discutir significa tomar posición a favor de uno de los lados. Recientemente algunas figuras conocidas de Peñarol – el presidente Damiani entre ellas – sugirieron que discutir el decanato genera violencia. Pero no van a callar el debate con un argumento falso – de hecho, lo que generó los lamentables episodios de Santa Lucía y de la Ámsterdam no fue precisamente la discusión del decanato...

Igualdad

Aún en un país cuya prensa suele “emparejar” para que Nacional y Peñarol parezcan iguales, la igualdad es difícil de ser alcanzada. Un día los hinchas de Peñarol tiraron piedras contra la policía y el personal de recaudación en el estadio Charrúa [1]. Al día siguiente, por una piedra lanzada a tres cuadras del estadio contra un portador de micrófono, Nacional fue castigado con el cierre del Parque Central por cinco partidos. Un día, hubo heridos de arma blanca en la Ámsterdam, Ovación publicó una galería de fotos, pero no pasó nada; poco después, se paró el fútbol porque unos jóvenes entraron en campo de juego después de un partido para robar banderas.

La hinchada de Peñarol pasó años cantando canciones de muertes y hasta se repartieron volantes festejando un aniversario de la tragedia de Diego Posadas, y no pasó nada; sin embargo, cuando las canciones de muerte llegaron a otra tribuna (igualdad), la cosa generó tremendo escándalo en la prensa (desigualdad). [2]

Un día Jorge Bava empujó a un policial y éste se cayó como si hubiera venido a knock out (menos mal que no estaba peleándose con delincuentes de verdad). El presidente de Peñarol aprovechó para emitir un comunicado haciendo leña del árbol caído y las autoridades del fútbol suspendieron la actividad del verano. Pero algunas semanas antes, cuando la policía recibía todo tipo de agresiones de gente de la Ámsterdam en el partido de Peñarol contra Juventud de las Piedras, apenas no pasó nada, como la diputada Susana Pereira salió en defensa de los barrabravas y dijo que nunca hay incidentes cuando ella está presente. Se ve que aquel día no estuvo...

El verano siguiente se generó una pelea en un clásico amistoso de verano y se utilizó la misma punición para los que agredieron y para los que fueron agredidos. Igualdad para desiguales.

Un zaguero de Nacional, Jadson Viera, fue fracturado en un clásico (y el árbitro ni siquiera cobró falta) y nadie dijo una palabra; pero al comienzo del torneo siguiente quien sufrió una fractura fue Antonio Pacheco y el ruido en la prensa tomó tal proporción que Nacional fue prácticamente obligado a enviar una misión de paz a visitar al jugador en el hospital. Desigualdad.

A propósito del mismo tema, todos se rasgaron las vestiduras porque un niño llevó a un palco una gallina con la pata rota y Damiani se sintió en el derecho de exigir un pedido de disculpas – algo que no se le ocurrió a nadie cuando la hinchada de Peñarol entraba al estadio con un objeto inflable que estaba prohibido por la policía. Además, en otra ocasión los jugadores de básket afines a Peñarol se sacan una foto con el mismo objeto y no pasa nada, pero cuando la hinchada de Nacional reacciona, la cosa deriva en quita de puntos, significando el descenso. ¿Igualdad?

Cuando Pablo Montiel fue asesinado por hinchas de Peñarol no pasó nada. Enrique Hananía [3] dijo que era injusto parar el campeonato o “jugar con una vida por un tema deportivo” (Peñarol lideraba la tabla anual y a posteriori fue campeón uruguayo). Hernán Fioritto fue asesinado por hinchas de Nacional mientras festejaba el aniversario del CURCC. Ahora Nacional es puntero y Peñarol va como abuela de vacaciones. En el club y en la prensa algunas voces claman por la suspensión del campeonato; al fin y al cabo, esto no fue “lo mejor que les pasó en la vida”.

Infelizmente, la única igualdad en todo esto es que Pablo Montiel y Hernán Fioritto están muertos y sus seres queridos llorarán estas pérdidas humanas por mucho tiempo. En el mundo de los vivos (o más bien de los “muy vivos”) sigue vigente la desigualdad para los iguales y la igualdad para los desiguales.

Fraternidad

Del latín fraternitas. Entre los significados de la palabra, está “armonía y unión entre aquellos que viven en proximidad o que luchan por la misma causa”. Si uno interpreta de forma torcida, podrá encontrar que todos los bolsos son mis hermanos y los demás no. Pero no es así.

Es de una estupidez brutal saber que uno perdió la vida cuando lo único que quería era festejar un aniversario con sus amigos. Igualmente estúpido es pensar que un pibe perdió la vida porque iba vestido con la camiseta del cuadro de sus amores. Todos tenemos en la familia o en el círculo de amigos a alguien que sea hincha de Peñarol. Mi único vínculo con Uruguay es Nacional, pero también yo tengo algún amigo de Peñarol en facebook y recuerdo el cariño y atención con que me recibió Lucía, una hincha de Peñarol, cuando fui a Uruguay en 2010 y 2013. No quiero a la institución Club Atlético Peñarol, pero esto no me da el derecho de, por extensión, no querer a toda la gente que es hincha de este cuadro.

Las familias de los dos pibes muertos tendrán razón para detestar con todas las fuerzas al rival, porque ambas muertes tuvieron que ver con el color de la camiseta; pero hubo gente del cuadro rival marchando por ellos y dando una sana demostración de que la vida está por encima del color de cualquier camiseta.

Un día fui a Los Céspedes. Sin conocer la zona, me bajé del ómnibus en el punto final y al lado había una estación de servicio. Fui allí a preguntar a qué lado se encontraba el centro de entrenamiento tricolor. “¿El gallinero?”, me contesta el pibe. Era una provocación gratuita a alguien que él no conocía, pero decidí dejarlo así. “Es yendo por allí arriba”. Hago una pregunta más para confirmar, él reconoce mi acento extranjero y me pregunta qué iba a hacer allí un brasilero. Le explico que soy de Nacional y pregunto: “¿vos sos de Peñarol?” Cuando él me contesta que sí, le digo: “Entonces aprieta mi mano y vamos a construir juntos un país en lo que cada cual pueda gritar por su cuadro sin ser molestado, ¿dale?”. (Y claro está que el país no es mío, pero aprendí a quererlo como si fuera)

Como Montiel, que volvía a casa feliz con el triunfo de Nacional y quería llegar sin ser molestado.

Como Fioritto, que quería festejar un aniversario (sobre el cual tenemos objeciones, claro está, pero discutimos en el ámbito que corresponde) sin ser molestado.

Fraternidad

El pibe apretó mi mano. Yo, aún con aquello de “gallinero” atragantado, le toqué el hombro y dije: “Dale Vélez” (rival de Peñarol en la Copa Libertadores, que había ganado con baile incluido). Naturalmente que él tampoco retrucó mi cargada y tiró un “dale Boca”, rival con el cual Nacional jugó aquella misma semana.

Termino repitiendo las mismas palabras que dije a aquel trabajador de la estación de servicio. Aprieta mi mano y vamos a construir un país en el que cada cual pueda gritar por su cuadro sin ser molestado.

Los “vrutos”

El vruto esta vez es La República. Al poner un titular de Ricardo Alarcón hablando sobre la violencia, escribieron: “Sin anestecia”. Digamos que esta anestesia de mala calidad me hizo doler los ojos...

Manoel Castanho

[1] En el caso de Peñarol, el castigo fue de 250 UR y el periódico La República informó lo siguiente: “Lo más destacado del fallo redactado por el doctor Daniel Lamela es la falta de colaboración de las autoridades policiales que una vez más no concurrieron a brindar testimonio ante el citado Tribunal, a pesar de que varios efectivos fueron lesionados por los parciales de Peñarol. El cuerpo sólo pudo recibir un informe suscinto de los hechos en forma genérica lo que impidió investigar profundamente los mismos. El Tribunal también señaló en el fallo la falta de colaboración de los canales privados de televisión que no aportaron copias de las filmaciones de los incidentes que fueron registradas por sus cámaras y que hubieran permitido una prueba más fehaciente de los mismos”.

[2] http://us.radiocut.fm/audiocut/nadie-puede-jugar-con-una-vida-para-buscar-un-tema-deportivo-esto-decian-hace-7-meses-atras/


Manoel Castanho

Nacido en Rio de Janeiro, Manoel Castanho es periodista graduado por la Universidade de Brasilia. Hincha de Nacional por iniciativa propia desde los 10 años de edad, aprendió a amar la rica historia del club y estudia todo lo que cae en su mano para conocerla mejor. Su único vínculo con Uruguay es el amor por Nacional y gracias a esto tiene dos millones de amigos.




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