Por Recibimos y publicamos
28 Nov 2014
COCOELDELCAMION

Nacional campeón. Valga la redundancia. Así es, señoras y señores. Porque en Uruguay lo habitual, lo normal, aquello que es regla y genera costumbre, es que el Club Nacional de Football salga campeón.

Las vecinas hacen mandados, los pilotos vuelan aviones y Nacional sale campeón. Orden natural. Por eso decir “Nacional” y después “campeón” es una redundancia.

Y así estamos los bolsos: felices de la vida, por este octubre y este noviembre en tres colores: todo el país se tiñó de rojo, azul y blanco. La lista de gente que se quiere matar es interminable: Peñar*l, el periodismo, la policía, el Fondo Monetario Internacional y hasta la Masonería mundial... hace poquitos meses caían en su error de siempre: darnos por muertos. Hoy están mirando tenis. Balance 2014: un Clausura ganado por Wanderers, un Uruguayo ganado por Danubio, el Apertura nuestro y cuatro clásicos con dos victorias, un empate y una derrota. El resto es verso.

Quiero personificar este momento y me viene a la mente una conducta que en modo Toto Da Silveira por supuesto que reprobamos, desde ya, desde el vamos, desde luego y desde entonces, eh, la cabecita, eh, ese botija no está bien, la noche, las malas juntas, el grupo de whatsapp con el Chengue y el Morro García, eh, no, no es profesional, seguro duerme en la misma habitación que dormía Horacio Peralta, eh, eh: me viene a la mente Gastón Pereiro tomándose la entrepierna.  “Tomándose la entrepierna”. Qué correcto. Pero no, hermano. No fue eso. Permítanme la licencia y hablemos claro. Hablemos como en el boliche. Hablemos con Jorge Traverso (?): agarrándose la pija. Porque eso fue lo que hizo Gastón Pereiro. Se agarró la pija. Con el perdón de las damas y las disculpas de los caballeros, la realidad de los hechos es esa. Desde el más absoluto rigor periodístico, siendo objetivo, apelando a las fuentes confiables y sin mentirle a la gente. Pasó eso. Y a partir de ahí Gastón Pereiro entró en una montaña rusa de emociones propias de su edad, un sube y baja anímico que fue al otro día y se tatuó al Chino Recoba, al otro día fue y acompañó a su abuela a hacer un trámite al BPS, al otro día fue y se fue de misionero de paz a Sudán del Sur y al otro día fue y volvió para dar la vuelta en el Parque contra Cerro. Un mostro. La tiene más clara que todos nosotros juntos. No soy psicólogo, claro. Pero me animo a decir que Gastón Pereiro se volvió loco. Pero loco lindo, eh. Ojo. No la locura de un yanqui que se enoja con sus compañeros de clase y los caga a tiros en una Universidad de Arkansas y sale en CNN. No. Locura Nacional. Festejo por el merecido triunfo. Un ejemplo a imitar.

Así que desde este humilde lugar, desde esta humilde columna en el sitio partidario más antiguo, más visitado y más glorioso del fútbol uruguayo, les digo: hagan como Gastón Pereiro y festejen, tricolores: festejen. Que la victoria es de ustedes. La Victoria que ustedes quieran. Rodríguez, Xipolitakis, Zangaro. No importa. Es de ustedes. Porque son de Nacional. Les mando un abrazo de gol del Chino en el cuarto minuto de descuento. Los quiero mucho.

Coco el del camión


Coco el del Camión

Coco El Del Camión. Una fuerza constructora, obrero de la construcción de la patria del futuro. Talabartero nacido en Bola de Nieve (Abu Dhabi), hoy radicado en Connecticut. Amigo de Carlao. Soldado de Tony Gómez. En 1986 surfié una ola en La Esmeralda, bajo la dirección técnica de Daniel Carreño.




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